Varios accidentes se han registrado en los últimos días en el Valle de Laboyos en donde peatones, ciclistas e incluso conductores de motos han caído a alcantarillas y sumideros, cuyas tapas y rejillas han sido hurtadas por inescrupulosos que las venden a un precio muy inferior al que debe pagar la Empresa de Servicios Públicos de Pitalito (Empitalito) para reponerlas.
Según el jefe operativo de Empitalito, “la empresa procura atender con prontitud todos los casos que se registran para evitar este tipo de situaciones, pero este año el robo de tapas y rejillas ha superado todos los pronósticos, obligando a la empresa a ordenar la fabricación de un importante número de estás para poder cubrir todas los llamados de la comunidad ante los frecuentes robos. Lastimosamente hay mucha gente inescrupulosa que se lleva las tapas que son de hierro fundido y las comercializa a un precio hasta veinte veces inferior de lo que a nosotros nos cuesta, de esta manera hemos considerado la posibilidad de cambiar los materiales de fabricación para evitar que se las roben”, aseguró Luis Fernando Valenzuela, jefe operativo de la entidad.
Afectados
Inés Cubides, de 78 años de edad, cayó a un sumidero en días pasados sufriendo heridas y contusiones, algunas de consideración. “Yo no me había percatado de la ausencia de la rejilla, afortunadamente no pasó a mayores, pero si un niño cae en ese lugar podría tener consecuencias lamentables”, dijo Cubides.
Otro adulto mayor, quien conducía una bicicleta en cercanías a la Avenida Circunvalar, por la falta de iluminación del sector cayó a una alcantarilla debiendo ser trasladado de urgencia al Hospital Departamental San Antonio de Pitalito, donde fue valorado por los médicos. Su sobrina, quien también denunció la situación a LA NACIÓN, hizo un llamado a la comunidad para que entre todos ayuden a cuidar este tipo de objetos que hacen parte del patrimonio de la ciudad y que al ser hurtados, además de generar situaciones de riesgo como la presentada, también constituyen una pérdida económica importante para los ciudadanos.
“Cada tapa cuesta cerca de 300.000 pesos, se roban una en cada esquina y somos nosotros quienes pagamos; además del riesgo que representa una alcantarilla o un sumidero sin tapa o rejilla, no esperemos que ocurran accidentes más lamentables para actuar”, puntualizo la joven July Andrea Céspedes, sobrina del adulto mayor afectado.
Luego de las denuncias de la comunidad, Empitalito se comprometió a hacer un barrido por la ciudad que permita verificar el número de rejillas y tapas que deben ser reemplazadas y agilizar el proceso de fabricación para cubrir el total de las faltantes.