La Nación
¡Etiquetar! ¡Etiquetar! 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Etiquetar! ¡Etiquetar!

Manía absolutista, de corte fascista. Estilo político de Hitler, difundió la etiqueta del “El judío eterno” para inocular odio antisemita. También el conservadurismo norteamericano. Etiqueta a Biden de manipulado por fuerzas espectrales con deseos de vampirizar el sueño americano. De ahí, el “América first” de Trump.

Etiquetar para triturar, maniobra de políticos astutos y mediocres. Etiquetan contrincantes con chismes convertidos en argumentos políticos, en armas destructivas, en discursos de Estado.

Bandera del conservadurismo colombiano contra el presidente. Lo etiquetan de “izquierda” por el placer de destruirlo, por estrategia electoral. Por la absurda creencia de que, estigmatizándolo como lo peor, ellos se erigen como lo menos peor. Nada tan vulgar, tan infame, como la política rebajada a la vulgaridad.

Por vergajismo político, lo etiquetan de “izquierda” para relacionarlo con Maduro, con Ortega. Absurda manera de ponderar la basura política latinoamericana: la nuestra es mejor que la venezolana o la nicaragüense. También los gusanos clasifican la podredumbre de donde se alimentan.

Espíritu farisaico. Simula desconocer el origen político de Petro, su militancia en el M19, organización guerrillera nacida en toldas del general Rojas Pinilla, dictador corriente de derecha, de corte popular. Autócrata que paró la matazón de campesinos liberales en manos de enajenados conservadores.

Simula olvidar al liberal Carlos Lleras Restrepo, negó burdamente el triunfo electoral al General Pinilla para favorecer al conservador Misael Pastrana. Auténtica delincuencia política, semilla del M19.

Simula sordera, no oye los discursos de Petro. Casi nunca una cita de Marx. Por el contrario, se solaza con don Quijote, personaje de Cervantes, un escritor más escritor que político, más humanista que partidistas, más libre que feligrés. Y con Rousseau, gran filósofo ilustrado, cantera del movimiento romántico y del liberalismo original. Y con la “Revolución en marcha” de Alfonso López Pumarejo, un liberal de antaño.

Sólo por godos, muchos liberales repudian a Petro: los elitistas como cualquier privilegiado, los corruptos como cualquier podrido, los violentos como cualquier momio ávido de sangre. Los verdaderos liberales se asumen y se rebelan.

¿Acaso alguna diferencia entre Turbay Ayala y Laureano Gómez? ¿Entre César Gaviria y Efraín Cepeda? Convertido en conservador, un liberal converso es un mejor conservador.

Basta recordar a Álvaro Uribe Vélez. Honesto, asumió su conservadurismo en vez de fingir liberalismo. Lo elevó a terrorismo de Estado. Dijo alguna vez: “La vida de los hombres no se puede manchar por presunciones que no reposan en el conocimiento de la verdad.”, pero originó la etiqueta del castro-chavismo colombiano. Auténtico ejemplo de la moral política, sepulcros lingüísticos: brillan por fuera, hieden por dentro.