La Nación
1.113 líderes sociales asesinados 1 16 abril, 2024
EDITORIAL

1.113 líderes sociales asesinados

No debería quedarse como un informe o noticia más la dramática cifra de líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados en el país durante el año 2022.

El asunto sigue siendo delicado. Según la Defensoría del Pueblo, el año pasado se presentaron 215 homicidios de líderes y lideresas sociales y personas defensoras de derechos humanos. Así como lo leen: 215 crímenes en 12 meses.

De los 215 homicidios ocurridos, el tipo de liderazgo que más fue afectado fue el de los líderes comunales (63 asesinados), seguros líderes indígenas (47), comunitarios (36), campesinos o líderes agrarios (18), afrodescendientes (12), sindicales (8), activistas en derechos humanos (7), culturales o deportivos (5), líderes de población con orientación sexual e identidad de género diversas (4), servidores públicos (3), entre otros.

Los departamentos donde más crímenes contra líderes ocurrieron en el 2022 son encabezados por Nariño con 35 casos, Cauca con 26, Antioquia (22), Putumayo (22), Valle del Cauca (12), Bolívar (11), Norte de Santander (9) y Chocó y Tolima con siete casos cada uno. Justamente, de acuerdo con la Defensoría, coincide con aquellas zonas del país donde hacen presencia los principales grupos armados ilegales y las organizaciones de crimen organizado.

Y no ha sido una problemática exclusiva del 2022. Entre 2016 y 2022 fueron asesinados un total de 1.113 líderes sociales. En 2016 fueron asesinados 133, en 2017 la cifra llegó a 126, en 2018 el registro fue de 178, en 2019 fueron 134, para el 2020 subió a 182 y en 2021 alcanzó las 145 víctimas mortales.

Independientemente del gobierno que esté a la cabeza, el Estado está en la obligación de revisar cada caso y ofrecer justicia, al tiempo que debe determinar si sus estrategias para evitar más muertes de líderes sociales están funcionando.

Los crímenes de líderes sociales sigue siendo una gran problemática que aqueja a Colombia. Lo único que ha cambiado es que quienes hasta el año pasado ponían el ‘grito en el cielo’ por cada asesinato, extrañamente, ya no lo hacen.