Un inusual cumpleaños fue festejado en Íquira. Bernarda Trujillo y Otilia Rivera, dos fuertes, lucidas y sabias habitantes de la localidad cumplieron cien años cada una. La especial ocasión reunió a sus familiares, amigos y vecinos quienes destacaron la vitalidad y alegría de las centenarias huilenses.
Una torta, una copa de vino y la alegría de muchas generaciones reunidas fueron los ingredientes de la particular celebración. En el Templo de San Francisco de Asís de Íquira, el sacerdote Regulo Pérez ofreció una eucaristía por la salud de las ancianas. Para hoy, se tiene previsto un especial homenaje.
Doña Bernarda
Bernarda Trujillo nació el 7 de julio de 1913 en la pequeña y apacible localidad del norte del departamento. Tuvo seis hijos: Efraín, Graciela, Roque, Teresa, Bernarda y Lorenza, a quienes sacó adelante sola, con trabajo y dedicación.
Hoy su familia se amplió a 26 nietos, 43 bisnietos, 14 tataranietos y decenas de amigos y vecinos que velan por su bienestar. La centenaria mujer, en diálogo con el periodista José Elías González Toro, de la emisora Íquira Estéreo, aseguró entre risas que sus años pueden ser más “He vivido mucho, es que yo no soy de ayer”, manifestó.
Bernarda caminó hasta el templo y regresó a su casa con la misma lucidez y tranquilidad. En el recorrido de más de cuatro cuadras que realizó con sus hijas, saludó a sus vecinos y amigos, y aseguró que le gustaría que la dejaran fumar de vez en cuando un ‘pucho’.
Doña Bernarda sueña con ir al monte a traer leña para prender el fogón y prepararle comida a su Roque, su hijo consentido. Recuerda con nostalgia ‘La Ramada’, un lugar cercano a la vereda ‘El Chaparro’ en donde vivió muchos años.
Doña Otilia
Otilia Rivera nació el 29 de junio del 1913. Vive en el ancianato ‘Nuestra Casa’ de Íquira, tiene dificultades visuales pero su memoria está intacta, su oído funciona bien y sus manos temblorosas reciben con cariño los detalles de las personas que la recuerdan con cariño.
Vive tranquila y sus días están llenos de recuerdos. Ella cree que la alimentación sana, el ambiente descontaminado y la vida del campo le permitieron cumplir los cien años. Odilio Yustres Andrade, un amigo cercano a las ancianas, manifestó que este hecho inusual enorgullece a los iquireños, quienes reconocen la fortaleza y la vitalidad de las centenarias mujeres.