La Nación
$3.200 millones ‘sepultados’ en la plazoleta lúdica de Aipe 1 28 marzo, 2024
INVESTIGACIÓN

$3.200 millones ‘sepultados’ en la plazoleta lúdica de Aipe

La plazoleta lúdica y el Ágora en el municipio de Aipe, quedaron sin terminar a pesar de las fabulosas inversiones que se ejecutaron. Por las omisiones y el despilfarro de los recursos públicos responderán los contratistas, el interventor, los dos últimos alcaldes y los secretarios de Infraestructura. Primicia.

 

RICARDO AREIZA

unidadinvestigativa@lanación.com.co

 

El máximo término para construcción de la plazoleta lúdica en el centro de Aipe, la antigua capital petrolera del Huila,  era de seis meses. Sin embargo, transcurrieron 40 meses y la obra no pudo terminarse a pesar de dos adiciones presupuestales, nunca contempladas y siete aplazamientos convenidos.

La obra estaba proyectada para la realización de eventos cívicos y culturales. Hoy está abandonada y en severo deterioro.  Aunque no lo crea, en este proyecto, se ejecutaron 3.207 millones de pesos, provenientes de regalías petroleras, todos enterrados en una mole de cemento.

El fallido proyecto fue presentado el año pasado como uno de los grandes casos de despilfarro de recursos públicos. La Gerencia colegiada del Huila lo escogió como una de las prioridades y le siguió los pasos. Camilo Ernesto Chacón y el equipo directivo, le hicieron el seguimiento al contrato suspendido pero aun vigente.

Ahora, el contralor Delegado, Diego Angelillis Quiceno,  confirmó la apertura del proceso de responsabilidad fiscal para recuperar los dineros perdidos que alcanzan los 2.657 millones de pesos, como detrimento patrimonial.

En su criterio, existen indicios serios sobre las omisiones de los servidores públicos que suscribieron y pagaron recursos así como acciones y omisiones del contratista en su condición de particular que administra recursos públicos.

El funcionario vinculó como probables responsables a los dos últimos alcaldes Jesús Ernesto Álvarez y José Sevel Castro, a sus secretarios de Infraestructura, al interventor y por supuesto, a los miembros del consorcio, encargado de la construcción de la obra.

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El ágora quedó sin terminar y registra fisuras.

 

Improvisación

El proyecto fue aprobado por el Órgano Colegiado de Administración y Decisión (Ocad) el 18 de noviembre de 2015 (Acuerdo 09).

La obra justificada para mejorar los espacios públicos tenía un costo inicial de 2.787,58 millones de pesos. En tiempo récord, faltando pocos días para la terminación de su mandato, el alcalde Jesús Ernesto Álvarez adelantó el proceso licitatorio, en medio de la improvisación y falta de planeación. El 5 de diciembre de 2015 el contrato 446 le fue asignado al consorcio Único 2015 con un plazo de ejecución de seis meses.

El 23 de diciembre de 2015 fue firmado el contrato de interventoría adjudicado al consorcio Interventoría Ágora, por un valor de 181,13 millones de pesos.

El 29 de diciembre de 2015, dos días antes de culminar el periodo del alcalde saliente, Jesús Ernesto Álvarez, se firmó el acta de inicio. De entrada recibió como anticipo 298,9 millones de pesos.

En ese documento se estipuló que la obra debía entregarse terminada el 29 de junio de 2016 en la nueva administración. Pero carreta. Los plazos jamás se cumplieron.

 

Incumplimientos

El primero de junio de ese año, días antes de vencerse el plazo, el contrato fue prorrogado por otros ocho meses. La autorización se hizo durante el mandato del nuevo alcalde José Sevel Castro.

Cuatro días después el contrato fue suspendido, curiosamente, por el paro camionero. El 19 de septiembre de 2016 fue autorizada la segunda prórroga, ampliándose a diez meses el plazo de entrega.

El 24 de octubre de 2016 volvió a suspenderse la obra, esta vez, por las fuertes lluvias. Un año después de la firma volvió a suspenderse la obra, según los contratistas, por culpa del invierno.

El 10 de enero de 2017 se firmó la tercera prórroga fijando como nuevo plazo de ejecución del contrato 12 meses a partir del acta de inicio.

Dos meses después, el 10 de marzo de 2017 se autorizó la cuarta prórroga con un nuevo plazo de 18 meses.

El 31 de mayo de 2017 volvieron a suspenderse las obras esperando una adición presupuestal para poder continuar.

La parálisis duró hasta el día 12 de octubre. El 18 de octubre de 2017 se firmó el otrosí 005 adicionando un mes más el tiempo y por supuesto, ajustado el presupuesto en 518 millones de pesos para un total de $3.105,25 millones de pesos. Terminó el segundo año y nada. La plaza lúdica seguía inconclusa.

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Los camerinos sin la cubierta, ni acabados de piso y otros ítems. Al lado, panorámica de la plazoleta.

Cuento chino

Aunque parezca increíble, el 21 de febrero de 2018, la obra volvió a suspenderse con el mismo cuento chino.

Los contratistas siguieron atribuyéndole a San Pedro las causas del infortunado proyecto, estancado supuestamente por la lluvia. Detrás del argumento, se escondía una nueva adición presupuestal para poder terminar la obra, pacta inicialmente en seis meses. Y lo lograron.

El 26 de julio de 2018 volvieron a comenzar las obras. En vísperas del tercer año, los magos del contrato, solicitaron una nueva suspensión, otra vez por culpa de las lluvias. Las obras quedaron otra vez paralizadas desde el primero de diciembre. El 27 de febrero de 2019, tres años después, con una nueva adición presupuestal de 102,35 millones hizo el amague de reactivar las obras.

Un informe de supervisión suscrito en mayo de 2019, reportó que en esa fecha el contrato se encuentra suspendido por séptima vez.

Además, reveló que el contratista, quien alegaba problemas financieros, no presentó actualización de pólizas, ni el informe técnico actualizado sobre el desarrollo de las obras ejecutadas.

Según cálculos oficiales, la obra quedó ejecutada en un 74 % de avance físico, a pesar de haberse ajustado el presupuesto inicial en más del 22%.

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Obras sin terminar y en proceso de deterioro.

 

Lo que quedó

La plazoleta lúdica, destinada para el pleno disfrute de nuevos espacios públicos para la cultura y el esparcimiento quedó sin terminar. Le faltan las losetas de concreto de los pisos, en algunas secciones laterales y todos los acabados.

La tarima aún faltan por acabar de instalar el piso de tablón, faltan los acabados de los muros laterales y falta por instalar la cubierta. Solo quedaron instaladas las bases. Tampoco se instalaron las luminarias.

Los pisos de acceso al ágora quedaron sin terminar, faltan losetas en algunos sectores periféricos. El escenario principal no tiene los acabados en tablón como se contrató, tampoco cuenta con las baterías sanitarias terminadas.

El espacio de acceso al Ágora hace falta terminar de instalar el piso en loseta, no tiene pasamanos metálicos sobre mampostería como estaba previsto.

Los camerinos quedaron en obra negra, sin cubierta, sin enchapes, sin acabados, sin instalaciones eléctricas, sin pintura. Además, no existen las áreas de circulación y para el colmo, la plazoleta, registra fisuras  y deterioro por desprendimiento de la capa de recubrimiento de las graderías.

“A nivel general se observa una infraestructura inconclusa y en estado de abandono, sin ninguna intervención por parte del contratista ni presencia de personal de la interventoría”, señala un informe técnico sobre el estado de la obra.

 

Deterioro

Se aprobaron dos adiciones presupuestales por 620 millones de pesos, se autorizó cinco ampliaciones del plazo y siete suspensiones completando 40 meses después de suscrito el contrato inicial, aún vigente.

“Aún así, no se logró el producto contractual terminado y se pudo constatar el estado de abandono y deterioro de la obra, sin ninguna intervención por parte del contratista ni la presencia de personal de la interventoría”, confirmó el agente fiscalizador.

Es evidente que, en este caso, hubo una deficiente planeación. En la etapa precontractual, a pocos días de terminar el periodo del alcalde, no se tuvieron en cuenta todas las determinantes físicas del predio, como la topografía y la escorrentía de las aguas lluvias.

“Además, durante la elaboración del presupuesto no se hizo un adecuado cálculo de cantidades de obra ni una completa identificación de los ítems necesarios para ejecutar la totalidad del proyecto”, apuntó el Contralor Delegado, Diego Angelillis Quiceno.

La improvisación propia de la finalización del periodo tuvo sus efectos: cuatro modificaciones al proyecto inicialmente planteado y nuevos pagos y ajustes que generaron un atraso superior a los 40 meses sin que se pueda lograr la terminación de la obra.

“Al contrario, se observa una obra abandonada y en proceso de deterioro, una obra sin terminar, en estado de abandono y en proceso de deterioro, sin ninguna intervención por parte del contratista ni la presencia de personal de la interventoría, lo que le genera un detrimento patrimonial al Estado estimado en la suma de $2.657 millones de pesos, equivalente al valor pagado”, precisó.

El abandono de la obra ha desencadenado un proceso de deterioro que se hace visible en las fisuras que se presentan en la loza del piso de concreto adyacente a la gradería superior y se nota el desprendimiento de la capa de lechada en cemento aplicada a la superficie de las gradería.

Aun así, la administración municipal ordenó el pago de las nueve actas de recibo parcial de obra por la suma de $2.357.906.809, más el valor del anticipo por amortizar equivalente a $298.922.9.

 

Posibles responsables

Como presuntos responsables tendrán que responder los contratistas aglutinados en el consorcio Único 2015, conformado por Mauricio Andrés Rodríguez Romero, gerente de Obras y Servicios de Neiva Sas, el principal accionista con el 70% y Farith Willinton Morales Vargas.

Igualmente deberán responder los integrantes del consorcio Interventoría Ágora, Federico García Arbeláez, Rodrigo Pedroza y Weimar Ferney Escobar.

Por las graves omisiones en la firma y ejecución del contrato fueron vinculados al proceso de responsabilidad los ex alcaldes Jesús Ernesto Álvarez y José Sevel Castro.

Los ex secretarios de Infraestructura de las dos últimas administraciones, Fabián Andrés Tovar Serrano y Angel Harbey Cabrera Leal, también tendrán que responder en este caso.