La Nación
34 años de cárcel por matar al comandante de Policía 1 29 marzo, 2024
JUDICIAL

34 años de cárcel por matar al comandante de Policía

El ex patrullero de la Policía Duván Humberto Garzón Galarza, fue condenado por asesinar al intendente jefe Medardo Rivas Fierro, subcomandante de la estación de Policía en el municipio de Gigante. El joven uniformado era consiente de lo que hacía “sacó y accionó su arma de dotación contra quienes se encontraban en la secretaría de la estación…”, dijo el juez.

 

Rafael Rodríguez C.

rafael@lanacion.com.co

 

“Las actividades coetáneas (simultáneas) al desafortunado episodio desplegadas por Garzón Galarza resultan totalmente conscientes, comprensibles y determinables…”, dijo el juez al condenar a 34 años y 4 meses de prisión al ex patrullero de la Policía Duván Humberto Garzón Galarza por el asesinato del intendente jefe de la Policía Medardo Rivas Fierro, en el 2018.

La sentencia fue emitida por el Juez Primero Penal Especializado de Neiva con Funciones de Conocimiento al hallar al ex uniformado responsable del delito doloso de homicidio agravado y lesiones personales.

“Son los testigos presenciales de los mismos los que nos permiten dilucidar la acción eminentemente consciente y voluntaria desplegada por Garzón Galarza…”, expresó el togado luego de analizar cada una de las pruebas testimoniales y documentales presentadas en el juicio oral por el Fiscal Cuarto Especializado y el abogado defensor del entonces patrullero.

 

El crimen

El asesinato del subcomandante de la estación de Policía de Gigante, Rivas Fierro, ocurrió hacia las 8:20 de la noche del sábado 17 de marzo de 2018.

Esa noche, Garzón Galarza, integrante del Grupo Cobra, llegó en estado de alicoramiento, vistiendo una pantaloneta y camiseta, hasta la puerta de la secretaría de la unidad policial. “Se encontraba en segundo grado de embriaguez…”, señala el fallo condenatorio.

Según las investigaciones y declaraciones de los testigos presenciales del ataque a Rivas Fierro, en la secretaria se encontraban además de la víctima mortal, el también intendente jefe Henry García Walteros y los patrulleros Hubeimar Javier Córdoba Moreno y Fabián Mauricio Sánchez Rodríguez.

Los testigos manifestaron que Garzón Galarza sin decir palabra alguna, desde el umbral de la puerta apuntó y accionó su pistola de dotación contra el patrullero Córdoba Moreno, que se encontraba sentado en un escritorio que había al fondo de la oficina, impactándolo en su brazo izquierdo.

Ante el intempestivo ataque, el intendente jefe Rivas se abalanzó contra Garzón Galarza para tratar de desarmarlo, sin lograr detener el ataque, pero luego de varios disparos realizados por el patrullero en medio del forcejeo, fue impactado en la cabeza con un proyectil causándole la muerte de manera inmediata.

Tras la herida mortal Rivas Fierro, el patrullero Garzón Galarza enseguida arrojó la pistola al suelo y fue en este momento cuando otros policías que había en la estación lo redujeron y capturaron.

En el ataque del entonces patrullero resultó lesionado el patrullero Córdoba Moreno.

El juez señaló que los testigos presenciales del ataque relataron de manera precisa cuando Garzón Galarza sacó y accionó su arma de dotación contra quienes se encontraban en la secretaría de la estación. “Entró Garzón Galarza apuntando con un arma y, sin mediar palabra y sin ningún motivo, le disparó lesionándolo, habiendo sido en tal momento cuando Rivas se le abalanza para repeler el ataque”, dijo el patrullero Hubeimar Javier Córdoba Moreno, quien se encontraba dentro de la misma oficina.

Las pesquisas iniciales señalaron que el ataque del patrullero al parecer fue originado porque Rivas Fierro le solicitó al patrullero Ramírez que necesitaba que desocuparan la habitación donde se encontraban alojados para alistarla para otro personal que llegaba.

Sostuvo el togado que los policías que estaban en la oficina, con sus relatos son claros, coherentes, concordantes o complementarios y desprovistos de algún interés, “relatan de manera objetiva los pormenores de cómo ocurrió el nefasto episodio”.

Horas antes del ataque, el patrullero Garzón Galarza estuvo departiendo con un compañero del Grupo Cobra, en una tienda donde estuvieron consumiendo cerveza y aguardiente desde las 4:30 p.m. hasta las 6:30 p.m. “Ellos llegaron…, se les brindó cerveza, recocharon en un buen ambiente. Se tomó bastante combinando cerveza con aguardiente…”, manifestó en el juicio oral el técnico en soldadura Johan Fabián Rodríguez Córdoba, quien conoció al patrullero Duván Humberto el día de los hechos a través de su amigo Suárez.

Sostuvo el juez que el estado de embriaguez que presentaba el patrullero al momento del ataque no originó el trastorno mental que sostuvo su abogado defensor. “Las actividades coetáneas al desafortunado episodio desplegadas por Garzón Galarza resultan totalmente conscientes, comprensibles y determinables, siendo consciente en su ingesta alcohólica que necesariamente le va a ocasionar efectos en el organismo, no siendo admisible su posible trastorno mental”.

La defensa del patrullero llevó al juicio oral un perito psiquiatra para demostrar que Garzón Galarza se encontraba alterado mentalmente por la ingesta de alcohol. “El comportamiento del examinado Duván Humberto Garzón Galarza al momento de realizar los actos que se le endilgan, estaban alteradas hasta afectar su comprensión y/o su autodeterminación debido a que este presentaría lo que en la literatura científica se reconoce como trastorno mental transitorio sin base patológica”, dijo el experto.

Sin embargo, el juez desestimó la prueba al señalar que se “desconoce totalmente cuál fue esa literatura científica que le sirvió de base para su opinión pericial… dejó en claro que su dictamen es de orientación y no de probabilidad ni de certeza.”.

Precisó el togado que el entonces uniformado al momento de los hechos tenía la conciencia y pudo determinarse en la posesión de un arma de fuego, sacarla, cargarla y accionarla en repetidas ocasiones y “finalmente cuando el subcomisario García Walteros le insistió para que descargara el arma, comprendió y atendió tal orden dejándola en el piso, reconociendo su obrar”.