La Nación
                Desastre socioeconomico-politico nacional 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

                Desastre socioeconomico-politico nacional

Marcos Silva Martínez

Da grima escuchar al jefe del Estado y a sus secuaces y cómplices (burócratas y empresarios oportunistas, codiciosos de lo público, ávidos  de las canonjías del poder), pontificar sobre las condiciones y perspectivas del desarrollo nacional y especular, tergiversar y engañar sobre la situación socioeconómica nacional.

Según esos agoreros sesgados y perversos, Colombia es un referente político y social a imitar, en el continente el planeta. Pero, a pesar de lo que vociferan, Colombia  mantiene y profundiza la mayor inequidad socioeconómica de la región y es la sesta en el planeta. Así se tipifica el desastre socioeconómico y político nacional y así se generan los estados de inseguridad, criminalidad, impunidad, corrupción y desgobierno que padece Colombia y que  justifican la protesta social ante la amenazan contra el futuro nacional.

La realidad es absolutamente contraria a lo que pregona el gobierno y  usufructuarios del poder político y económico: el desempleo crece igual que la precariedad salarial y la pobreza. De la población que dispone de trabajo (DANE), más del 52% están en la  informalidad (el rebusque) y de ella, más del 50% gana menos de un salario mínimo. Pero  el gobierno en contubernio con la extrema derecha empresarial, quieren imponer el trabajo por horas, para aumentar la informalidad y aumentar la acumulación de capital de los empresarios. Para ello cuenta con los viejos cacique frustrados como Vargas Lleras (el arrogante coscorrón) y viejos liberales y godos que acechan la burocracia y el botín de lo público.

Estadísticamente se sabe que más del 60% de profesionales universitarios trabaja en áreas que nada tienen que ver con su formación académica, con salarios que no superan dos salarios mínimos. Más expresiones del desastre nacional.

Mientras crece el desempleo y el subempleo, crece la importación de alimentos y productos que se pueden producir en Colombia y generar empleo, mediante políticas de estado que protejan los intereses nacionales.

El déficit endémico de la balanza de pagos y el apocalíptico endeudamiento externo,  obedece a la sustitución de la producción nacional, por importación extranjera y al raquítico desarrollo nacional. Este evitable desastre, presiona la privatización del patrimonio público y el abandono de la producción y suministro, por parte del estado, en sectores estratégicos, como los de públicos, educación y salud.

La salud, el régimen la convirtió en un criminal negocio, entregado a la anarquía administrativa impuesta por la codicia y la inmoralidad de los nuevos dueños del sucio negocio.

El sector educativo, el régimen permitió se convirtiera en un descarado negocio privado destinado a acumular de capital. Además propició que la educación pública, cayera en las garras de la politiquería y de los delincuentes de cuello blanco, salvo algunas  excepciones.  Esa es causa de la pésima calidad de la educación, en todos los niveles y  catalizador del malestar social.

El sector eléctrico ya esta todo bajo el dominio del privado. Igual sucede con el sector vial, especialmente de los corredores viales de alto volumen de tráfico,  con el agravante que el gobierno permite que el privado imponga los precios y le garantiza el éxito del negocio, mediante leyes especiales (ley 1882, art.20-2017). Todo absoluto desastre. El usuario vial y las generaciones futuras, como en una dictadura, con peajes tienen que pagar los costos leoninos que impuso el contratista. La infraestructura vial, en Colombia, cuesta dos y tres veces más  que en el resto del continente. Comparen costo/kilómetro de los metros de Lima y Quito con los del de Bogotá.

¿Es un desastre lo que padece Colombia? Desconocerlo es insensato.

Con la perversidad y mediocridad del actual gobierno sin duda se profundizará.