La Nación
La vida antes que el dinero 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La vida antes que el dinero

Germán Palomo García

Un viejo cuento de un asaltado pastuso (con respeto) en Bogotá, se enfrentó a la disyuntiva de “la plata o la vida” decidiendo que daría la vida porque la plata la necesitaba para un negocio, se revive en estos tiempos de recogimiento obligatorio en nuestra rutina para concluir en lo contrario: Primero la vida. No es fácil dejar de pensar en los días por venir después de la pandemia que hace mucho rato fue calificada como un factor económico y no solo de salud, que está generando el derrumbe de la economía mundial, una parálisis sin antecedentes en el comercio exterior y amenazando a millones de empleados en todo el planeta. Sin duda, esto puede ocurrir si nuestras instituciones resultan inferiores a su compromiso de encontrar soluciones a la debacle que se avecina. Pero hay otro ingrediente: La SOLIDARIDAD, así en mayúsculas que proviene del empresariado y de la sociedad en general donde todos podemos expresarla de distintas maneras. Primero, con nuestros adultos mayores. Hay que atenderlos y procurar que cuenten con los mínimos recursos para cubrir sus necesidades básicas; y no estoy refiriéndome a dinero sino a su cuidado atento para remitirles sus medicinas, hacerles ver que son importantes para nosotros en sus llamadas frecuentes y que tenemos la posibilidad de retribuirles lo que han hecho por nosotros. En cuanto a los empresarios, circula en internet una presentación del presidente Bukele, de El Salvador, invitándolos a desprenderse de parte de sus utilidades esperadas o de su capital propio en beneficio de quienes ya enfrentan situaciones dramáticas con la seguridad de que tienen los recursos para ello o la facilidad de recuperarlos en el mediano y largo plazo. Esto es válido en la gran empresa pero no en la pequeña y micro que no cuentan con  el músculo financiero requerido y sus resultados anuales no permiten grandes ahorros. Pero, la primera manifestación de solidaridad de todos es mantener los actuales empleos y responder por la nómina en las mismas condiciones en las que se reconocían antes de la crisis. Bukele ha ido más lejos que las decisiones que se conocen en nuestro país y ha decidido posponer el pago de los servicios públicos distribuyéndolos en las facturas de los próximos seis meses posteriores al fin de la pandemia. No hay solidaridad cuando se presenta  acaparamiento y especulación que es lo que se percibe en el país cuando se comprueba alzas injustificadas de precios que pretenden explicar con el exceso de demanda que nace del pánico de la población ante un hecho nuevo para la mayoría.

Mantengámosnos positivos y pensando que de esta también salimos. Más que nunca tiene validez  la máxima de que “la unión hace la fuerza”.