La Nación
Parada obligatoria pero mágica 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Parada obligatoria pero mágica

Javier Cabrera

 

Hoy, cuando la vida nos lleva a estar en casa pasando los días sin poder salir, sintiendo el desespero natural por un encierro obligado y necesario, cuando buscamos en actividades poco usuales matar el tiempo, esperando que la normalidad regrese a nuestras vidas, quiero hacerles una invitación respetuosa.

Quiero invitarlos a que aprovechemos lo positivo de esta situación, a que paremos un instante como si fuera un infinito eterno.

Detengámonos en la magia que surge cuando miramos despertar a nuestros hijos, que renace gracias a su mirada, inocente, alegre y desinteresada, reflejando lo que somos y fuimos. Sintamos nuevamente la fortaleza que nace al compartir con nuestra pareja lo sencillo, sutil, e imperceptible desde el amor, que puede reparar el alma cuando decidimos escucharlo, cuando contemplamos desde el asombro y no desde la cotidianidad, entendiendo que el hacernos vulnerables no nos hace débiles, sino fuertes.  Reencontrándonos con el sentido de la vida.

Respiremos mirando al cielo, contemplando lo que dejamos de agradecer por criticar,  quejarnos y  buscar lo malo en nuestras vidas y no su belleza; dejando de lado las cosas que a diario debiéramos apreciar, pero que  perdemos  de tanto correr para ganar.

Pasamos tanto tiempo luchando por tener, que olvidamos lo que tenemos para luego  extrañar lo que perdimos.

Hoy cuando ante la ausencia del abrazo, la dificultad de un beso, y  el riesgo a un   saludo, recordamos lo que vale la pena para no perderlo, lo que mueve el corazón para recuperarlo, y lo que apreciamos  para cuidarlo.

Contemplemos la maravillosa complicidad de risas, amor y gestos que se teje en un hogar, redescubramos las virtudes de quien nos ama, entendamos que la vida  pasa y no regresa, pero habita por siempre en nuestros recuerdos. Aprovechando  por un instante, este instante que nos entrega la vida.

Saludemos al vecino en lugar de criticarlo, aplaudamos al amigo en vez de envidiarlo y agradezcamos a la vida por las personas con las que podemos vivir en lugar de quejarnos por lo que nos  tocó.

Hoy cuando los mensajes de amor cobran más sentido y la necesidad de compartir recobra valor, cuando la envidia y el egoísmo quedan aislados ante la angustia y el temor, debe resurgir nuestra posibilidad de compartir, apoyarnos y sentirnos aún desde la distancia; desde ese olvidado corazón, que ahora por tanto silencio escuchamos latir con esperanza, desde la magia de los seres fantásticos  que somos, fuimos y seremos.