Consuelo Serrato de Plazas
Parafraseando al connotado psiquiatra Kurt Goldstein: «El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza».
Cuando enfrentamos una situación de peligro inminente se generan diversas reacciones emocionales: miedo, ansiedad, impotencia, por citar solo algunas. Al margen de tales conductas, que valga decir operan de manera involuntaria, es fundamental mantener el equilibrio psicológico, pues de lo contrario tarde o temprano repercutirá negativamente en nuestra calidad de vida.
Aunque cada persona es un mundo y reacciona de manera diferente ante situaciones estresantes, la incertidumbre provocada por el brote epidémico ha hecho que el miedo y la ansiedad se desborden, generando abrumadora sensación de impotencia derivada precisamente de ese estado de alarma, pero lo más grave es no saber cómo gestionar tales emociones, ya que «la ansiedad con miedo y el miedo con ansiedad contribuyen a robarle al ser humano sus cualidades más esenciales. Una de ellas es la reflexión» tal y como lo expresara el connotado científico Konrad Lorenz.
¿Qué hacer entonces para mitigar tan adversa respuesta emocional y salvaguardar la salud mental en tiempos de contingencia?
Expertos en psicología y psiquiatría han elaborado una serie de recomendaciones que por considerarlas de importancia en la hora de ahora, me permito sintetizar:
En la medida de lo posible mantenerse informado acerca de las últimas novedades en relación con el brote epidémico. Sin embargo, «evite mirar o escuchar continuamente las noticias puesto que esto incrementará su ansiedad y preocupación». Seguidamente sugieren acudir a fuentes de información oficiales y confiables, haciendo caso omiso a la avalancha de alertas falsas que circulan indiscriminadamente a través de redes sociales.
Los ejercicios de relajación y respiración contribuyen de manera significativa a calmar la ansiedad y reducir síntomas asociados al estrés. Y ahora que permanecemos en casa es esencial conservar una rutina alimenticia equilibrada, sin excederse en su ingesta, pues «en muchas ocasiones, la comida nos permite “anestesiar” las emociones incómodas en forma momentánea».
Mantenerse en contacto con amigos y seres queridos a través de diversas aplicaciones «incluso ver sus rostros es importante», procurando en lo posible tocar temas diferentes a la epidemia.
Y recuerda: «Puede que no podamos controlar lo que nos pasa, pero podemos controlar lo que ocurre en nuestro interior» conforme lo expresara Benjamín Franklin.