La Nación
De curas y pastores, de victimarios y de víctimas 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

De curas y pastores, de victimarios y de víctimas

José Joaquín Cuervo Polanía

 

El caso aparentemente desapercibido de sacerdotes abusadores sexuales (36 denunciados) en la diócesis de Villavicencio puede ser el inicio de un escándalo de alcance insospechado para la Iglesia Colombiana, escándalo que podría llegar a los parámetros que ha alcanzado la Iglesia Norteamericana, española o chilena. En chile por ejemplo, las cifras ha sido  contundentes; la edad de las víctimas va desde los cuatro a 17 años; que la mitad de los casos se trataron de abusos reiterados; que el 55% de éstos ocurrió dentro de las parroquias y el 11%, en colegios; y que el 22% llegó a ser una violación. Según informes psicológicos, Las conductas de curas y pastores condenados revelaron rasgos de inmadurez emocional, narcicismo, predominio de los impulsos básicos, necesidad de gratificación inmediata, déficit de empatía, menosprecio por las emociones, fantasías de omnipotencia y represión de las emociones y la sexualidad. (prueba de que nunca el celibato ha sido el mejor camino para garantizar en los curas su fidelidad en la Iglesia, lo que se ha hecho es inhibir una tendencia natural, Hay que encauzarla y muy pocas personas pueden hacerlo como pretende la Iglesia: sublimando toda esa energía hacia una realización espiritual. Sublimación que cuando  no se logra de buen modo, termina en todo tipo de patologías psicológicas) Sin quedarnos en la explicación naturalista de Kinsey de que en toda comunidad humana hay un porcentaje significativo de homosexuales y que cada cual lleva algo de homosexual por dentro, se nos viene  una explicación más contextual, se trata más bien de poder encontrar las causas no de la opción sexual, por demás, respetable, sino de las prácticas abusivas y pedófilas que siguen teniendo algunos sacerdotes y pastores y otros miembros de la sociedad quienes ocupan lugares privilegiados y de dominio. Es necesario  y en primer lugar hallar las causas en el tratamiento permisivo que la Iglesia ha tenido respecto de pastores o curas que han tenido estas tendencias disfuncionales. Muchos de los que fuimos seminaristas  y nos reconocíamos como Heterosexuales estábamos lejos de ser puestos como ejemplo de madurez afectiva. En el seminario, los seminaristas, sus formadores y el presbiterio sabían quiénes eran homosexuales, y quienes podrían inclinarse a la pedofilia y sin embargo siempre tuvieron la esperanza que La ordenación sacerdotal les hiciera el milagro de curarles todas sus inclinaciones de forma automática  y por obra del Sacramento. Recuerdo que  La diócesis de Villavicencio era “escampadero” de todos los candidatos a sacerdotes  que expulsaban  de otros seminarios y otras diócesis. Allí  fueron recibidos por parte de obispos píos o bonachones un gran número de renegados, desertores y desahuciados vocacionales que un día pondrían en calzas prietas a toda una comunidad de fe.  Felicitable la valentía de aquellos que lo advirtieron con el tiempo y los que ahora, como el cardenal Rubén Salazar Gómez o Monseñor Urbina, obispo del lugar,  el mismo Papa Francisco,  decidieron  denunciar la situación aberrante, sobre todo contemplando la situación de las víctimas y de los abusados.  Como en algunas iglesias latinoamericanas habría que preguntarse  si ¿Los sacerdotes abusadores llegan al seminario ya siendo pedófilos? Los abusadores entran a la institución como refugio, entran con una personalidad bien asentada y definida. Uno podría pensar que se meten a esta institucionalidad, porque tiene buen prestigio, porque los blinda, les da un manto de pureza o trascendencia y les permite no ser cuestionados. Muchos conociéndose como son, se incardinan en una u otra institución solo para abusar de su posición predominante pero reconociendo sus falencias. En todo caso hoy ya no son relevantes sus motivos, ya no consiguen impunidad, lo relevante es el reclamo y la necesaria reivindicación y restauración de su estela  de víctimas.