La Nación
“Así me abusó mi cuñado, mientras yo era una niña” 1 28 marzo, 2024
JUDICIAL

“Así me abusó mi cuñado, mientras yo era una niña”

Durante ocho años, Karen Fernanda Flórez, soportó los tocamientos indeseados de un hombre 22 años mayor que ella. El abusador era su cuñado, quien en las noches la tocaba, le tomaba fotos y hasta le ofrecía dinero para que lo masturbara.

 

“Él creyó que toda la vida me iba  quedar callada y nunca lo iba a denunciar. Un día tomé valor, me llené de fuerza y hablé. Sin embargo, aquí sigo esperando que la justica haga algo, mientras él sigue su vida como si nada y yo aún en el intento de borrar heridas aún abiertas de un pasado doloroso e indigno”.

Karen, ahora tiene 19 años de edad, es estudiante universitaria y ha tenido que sortear muchos altibajos de la vida, empezando por la muerte de su madre, quien a temprana edad y siendo ella aún una niña, partió de este mundo terrenal.

“Todo empezó cuando mi mamá murió, como yo era una niña entonces vivía con mi hermana, mientras mi papá salía a trabajar; el esposo de mi hermana se fue a vivir con nosotras, disque para cuidarnos, pero lo que terminó fue haciéndome daño” indicó Karen Fernanda, quien recuerda con voz entrecortada, las amargas noches que vivió durante casi 8 años, al lado del que hoy, es su verdugo.

“No había noche que no me tocara”

Cuando los vejámenes iniciaron, Karen Fernanda tenía solo 11 años de edad, mientras el degenerado hombre, le triplicaba la edad. Las noches para aquella niña indefensa eran un tormento, debajo de sus sabanas siempre aparecía aquel abominable hombre, que mediante intimidaciones y amenazas la silenciaba. “Él siempre aprovechaba la noche para manosearme, me tocaba mis partes íntimas, mis senos, me realizaba cosas horribles, mientras llorando yo le suplicaba que se alejara. No podía gritar, no podía hablar, para ese entonces yo era muy ingenua y cualquier cosa que él me dijera me atemorizaba e imaginaba que iba a pasar lo peor, y en realidad lo peor lo estaba viviendo yo”.

Así pasaron 8 tormentosos años y mientras aquella niña violentada daba su pasó de la infancia a la adolescencia, las insinuaciones fueron aún mayores por parte de su cuñado, a tal punto de incluso, ofrecerle dinero a cambio de que lo masturbara o en el peor de los casos, que Karen viera como él lo hacía.

Un día ya cansada de lo vivido y de los chantajes, sobornos e incluso amenazas, la joven rompió su silencio, denunció a su cuñado ante las autoridades e hizo pública la situación.

“Yo me cansé de que siempre me estuviera amenazando, yo nunca dije nada porque no sabía que iba a pasar, sentía que yo no era nadie y si hablaba iba a ser mi palabra contra la de él, pero fueron muchos años guardando silencio, y él seguía como si nada. Cuando se dio cuenta que lo denuncié, se fue de la casa, pero aun así nada ha pasado y aquí sigo yo librando esta batalla”.

 

Para la fecha, el presunto abusador tiene aproximadamente 40 años de edad, es de profesión electricista, aún sigue siendo el esposo de la hermana mayor de Karen, y padre de sus sobrinos; pese a que el hombre tiene una denuncia en su contra, nunca se ha iniciado un proceso legal, además de la acción judicial, dicho hombre tiene una medida de restricción para acercarse a la que fue su víctima, pero aun así él hace caso omiso, y en cuanto tiene oportunidad trata de intimidarla.

“Fue tanto lo que lo soporté, que incluso cuando me bañaba me tomaba fotos desnuda, y luego me chantajeaba con mostrarlas en redes o hacer otras cosas si yo hablaba, me insinuaba que yo sabía cosas de mi hermana y a cambio de mi silencio debía hacerlo conocedor de hechos que solo rondaban la cabeza dañada de este tipo, porque jamás nada de lo que hizo fue de alguien normal”.

Agresiones

Hace poco, en la vivienda donde sucedieron los hechos, la misma que Karen aún sigue habitando junto a su hermana, se presentó una particular situación que revivió en la universitaria el temor hacia aquel hombre que un día tanto daño le hizo.

“Él llegó a pelear con mi hermana por los niños, la estaba golpeando y la tenía contra la pared, yo intenté defenderla pero este tipo me tomó por la fuerza y me lastimo, le pedí que se fuera de la casa que él no podía estar cerca mío, y riéndose en mi cara me dijo que jamás nada le iba a pasar a él, que la del problema siempre iba a ser yo”.

Ahora, Karen Fernanda la invade el miedo y la zozobra de tener a solo tres casas a su verdugo, pues según la víctima, el hombre llegó hace poco a vivir en la vivienda de un familiar, que está ubicada a pocos metros de la suya. Mientras ella recapitula lo vivido, espera una solución por parte de las autoridades, quienes solo tomaron su versión pero jamás iniciaron un proceso en contra del señalado.