La Nación
La agenda mundial también es del Huila 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La agenda mundial también es del Huila

Antonio Roveda H.
Rector de la FET

 

Todos los problemas mundiales también son locales. No existe ningún fenómeno, desafío o amenaza en los territorios nacionales que no deba ser visto con perspectiva global. La célebre idea de “pensar global para actuar local” es cada vez más cierta; y hoy, más que nunca, en estos tiempos de pandemia.

Así las cosas, y retomando nuestra conversación con los queridos estudiantes del Diplomado en Docencia de la FET, me parece fundamental recordar que antes del Covid-19, hubo una serie de “tareas pendientes” que desde el siglo XIX, el mundo, sus gobiernos y los habitantes de alguna manera nos hemos negado a ver y, esencialmente, a resolver y a erradicar de manera definitiva. Son problemas atávicos, ancestrales, históricos, tóxicos, vergonzantes y de carácter acumulativo que hoy son parte de la ya dolorosa agenda mundial y, a su vez, también son asuntos nacionales y locales de Colombia y el Huila.

El problema más agudo, agobiante y triste que el planeta sigue padeciendo y que no se le ha dado solución, se llama hambre. Cerca de mil millones de personas en todo el mundo la padecen; y de ellos la gran mayoría es población africana, con un 60% de afectación directa en mujeres y niñas. Le sigue el crítico asunto ambiental, con cifras tan escandalosas, como la pérdida de cerca del 40% de nuestra capacidad planetaria para producir oxígeno. Este tema tampoco se ha resuelto y continúa siendo creciente y alarmante.

El acceso a la salud es uno de los asuntos más graves. Más de mil millones de personas en el mundo no tienen ningún tipo de protección ni acceso a un sistema de cuidado; y más de 4 millones de habitantes solo tienen derecho a cuidados médicos básicos y de atención primaria. La pobreza, el acceso a servicios básicos, el aumento del racismo, la xenofobia y la exclusión social están en la lista de pendientes que tampoco se han atendido debidamente, y existen mucho antes de la pandemia.

Por lo tanto, es el momento de entregar responsabilidades para contribuir de manera definitiva a erradicar los “dolores del mundo”, que llevamos arrastrando como lastres, y que además no nos permiten pensar ni dibujar un mundo mejor, más equitativo, justo y viable. Desde la educación, seguiremos haciendo nuestro aporte para curar estos males: entregando a la sociedad egresados éticos, idóneos y competentes; produciendo investigación que aporte al desarrollo y articulando una proyección social de impacto territorial.