La Nación
Horrible pesadilla 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Horrible pesadilla

Píter Bonilla Díaz

Salgo de la casa  únicamente cuando debo hacer alguna diligencia. No a  callejear. Y cuando lo hago es con “pico y cédula”, protegido como se recomienda. Realizada la gestión suelo recorrer algunos sitios de encuentros agradables con amigos alrededor de una mesa de café. Al observarlos miro con pesadumbre su casi absoluta soledad. Como todo negocio atienden a la entrada, salvo que sea, por ejemplo,  un banco o un centro comercial y con los controles establecidos. Algo ciertamente que nos fuera impensable.

Rara vez veo y hablo con alguien.  Observo que la normalidad  se está restableciendo paulatinamente. Me he dado cuenta sí, de la extraordinaria retentiva que uno tiene. Que a pesar de tener prácticamente el rostro cubierto con el tapabocas, a veces con gafas y gorra, sin ninguna dificultad “distinguimos” como decimos aquí, a las personas conocidas. Tal vez porque se guarda en la mente su figura corporal.

También que la costumbre de saludar o despedirse de mano o de mejillazo no ha desaparecido. Se hace el amago y de inmediato caemos en cuenta que no se debe. Entonces, erradicar ésta y otras costumbres no es tan rápido. Será  muy dispendioso. Quizás con el tiempo, porque se intuye esto va para largo. Desde luego con el estado de alerta, no tanto por el confinamiento, porque en mi caso lo estoy manejando sin ninguna molestia o frustración, sino en lo económico para el colectivo social y empresarial, que es sumamente preocupante.

Tocando el tema de la restricción que debe tener la gente de más  de 70 años de edad ante el riesgo que se corre  al infectarse  por el Covid, se percibe que en el caso de los señores que interpusieron una tutela contra la medida, no son afectos al presidente Duque, ni a su gobierno. Como la ganaron, ya reglamentada lograron irónicamente exponerse a la pandemia. Cada quien tiene el derecho de buscar con qué y donde suicidarse. Estos caballeros, porque no hacen parte de esta rebelión las damas que también peinan canas, son  reconocidos. Desempeñaron funciones de trascendencia. Luego no se trata de ignorantes, aunque por paradoja están  rayando en la irresponsabilidad, no solo con ellos mismos, sino con los suyos y sus amistades.

Su obsesivo desdén por el Mandatario, pese a estar prácticamente calvos, pareciera que no tuvieran un dedo de frente. Sin querer queriendo siguen la paranoia del desmovilizado física, pero no ideológicamente guerrillero Gustavo Petro Urrego. A quien le está saliendo efectiva la estrategia de buscarle camorra al que se le antoja, para lograr contestatarios  y de contera no perder vigencia. Y en la que con esta referencia hasta he caído yo.

Lo mismo le sucede al alcalde de Bogotá. Ante su ineptitud, que tapa con sus alaridos, culpa al Jefe del estado de sus  continuas improvisaciones. De ahí que la similitud entre estos personajes para tratar de desestabilizar  emocionalmente al Ejecutivo, es una “coincidente” realidad.

Su rabia es porque el gobernante aparece diariamente por televisión para interactuar con los ministros competentes en el manejo del Coronavirus, el equipo de científicos, mandatarios regionales, locales y la gente del común la correspondiente información y esclarecimiento de inquietudes y despeje de dudas. Si no lo hiciere, entonces la recriminación sería por su total indiferencia ante la contingencia que se está viviendo. La conclusión es clara: la jodita es por puro JODER. Además porque ningún mamerto de estos ha aportado una sola solución para enfrentar al enemigo invisible que nos llegó desde la China comunista. La ciudadanía  sensata, hasta los que no sufragaron por Duque, se ha dado perfecta cuenta de todo esto.

Ya que entramos en el tema de la estratagema partidista (a Álvaro Gómez Hurtado una vez le oí decir que no le gustaba la expresión “ya que”, porque todo se debe prever. Sin duda era un genuino pensador) Los retirados de las distintas fuerzas armadas se están organizando como sector banderizo. Pretenden recoger la gran inconformidad. No solo por los proclives vicios de las diferentes organizaciones políticas, sino como respuesta contundente a la manera como la extrema izquierda y por supuesto la insurgencia irregular, está efectuando una escalada de falaz desprestigio contra sus respectivas instituciones.

Le decía a uno de sus entusiasmados voceros citadinos, que si logran interpretar a fondo el descontento por el régimen que tenemos y que fuera combatido por Gómez;  se encaminan por la depuración de los uniformados activos, concretamente en el ámbito de la contratación en general, donde también medra la inmoralidad  y la politiquería, con un programa objetivo, convincente, serio y desde luego realizable; obviamente desde ningún aspecto populista,  pueden convertirse en el inicial fenómeno de Álvaro Uribe Vélez, cuando se identificó con el clamor popular y alcanzó de manera contundente la presidencia de la república.

Por donde se mire pues, todo se torna sintomático, para utilizar un término tan usual ahora, y que acompaña a esta otra  peste corrupta que invade a la humanidad, y que nos golpea arteramente desde tiempos inmemoriales  como una horrible pesadilla.