La Nación
Entre lo urgente y lo importante 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Entre lo urgente y lo importante

 

Por Fermín Beltrán Barragán

El siglo XVII fue el siglo del nacimiento del ingenio moderno y también fue el siglo de las guerras, solo tuvo tres años sin combates. En 1648 se firmó la paz de Westfalia para poner fin a la “Guerra de los Treinta Años”, que había sumido a Europa en la disminución de la población, el desastre económico, las hambrunas y las enfermedades. Finalmente, estos tratados no trajeron la paz del todo, por el contrario, generaron nuevas guerras.

En medio del intenso caos y de la incertidumbre, en ese siglo surgieron muchos pensadores ingeniosos que intercambiaron sus ideas y generaron un nuevo pensamiento. Mientras muchos se mataron en los campos de batalla, ellos construyeron las bases teóricas de la modernidad.  A la par, se dio una lucha por el comercio mundial, Inglaterra se adueñó del poder marítimo, España, la “dueña” del oro de América se vino a menos mientras dormía en los laureles de la “gloria”.

El servicio postal fue el gran acelerador de la “era del ingenio”, como la bautizó Grayling, toda vez que permitió el intercambio de la ciencia y de las ideas entre los individuos, sin este no hubiera sido posible el nacimiento de la ilustración, podríamos decir que la ciencia se levantó en los lomos de los caballos que cargaban las encomiendas y las cartas, y halaban los carruajes. Tan solo Franz Von Taxis tuvo a su servicio 20.000 carteros. ¡Se imaginan!

En estos tiempos parece que todavía no salimos del siglo XVII, sus conquistas y las de siglos posteriores siguen en lucha permanente. La libertad y la democracia ceden ante el resurgimiento del totalitarismo de uno y de otro lado, fundado en el populismo y la eliminación de la división de los tres poderes públicos al estilo de Luis XIV “L´État, c´est moi”, la ciencia sigue sirviendo para el bien y para el mal, se compite por la vacuna más rápida para el Covid, pero también por el misil supersónico más veloz y destructivo.

El fundamentalismo se afianza en muchos lugares del planeta, conformado por individuos que aún se resisten a ver por el telescopio de Galileo Galilei para no comprobar que la tierra es redonda. Sin embargo, así como en el siglo XVII hubo la explosión del ingenio en medio del tremendo caos, la cual impulsó las ideas, la ciencia y la tecnología, mientras la mayoría de las personas estaban distraídas en los acontecimientos diarios; es posible que en estos momentos surja una nueva cosmovisión orientada a un papel más civilizado y solidario del ser humano. Infortunadamente estamos bastante distraídos y desconectados.

Definitivamente lo urgente es avasallador, hay llamas por todos lados y se necesitan los bomberos para apagar el fuego, el desempleo crece a velocidades alarmantes, la economía se derrumba como un castillo de naipes, pero las soluciones urgentes serán insuficientes; es necesario pensar en lo fundamental para generar las bases de la transformación, y para ello se requieren líderes inspiradores y visionarios, y un “sistema postal” que les ayude a trabajar en equipo.