La Nación
Economía contracíclica 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Economía contracíclica

 

Germán Palomo García

Cuando la generación de empleo no es posible por los canales tradicionales, como está sucediendo ahora por el confinamiento obligatorio y generado un alto desempleo como en la capital del Huila (40.6%), resulta obligatorio acudir al sector público para que lidere la recuperación del empleo. Esto es lo que se conoce como economía contracíclica y que tiene que jugar un papel no burocrático sino promotor de la economía en el corto plazo. En esta estrategia se identifican tres factores o pilares fundamentales. El primero es la cooperación. Hay que pensar colectivamente como lo están haciendo varias aplicaciones que integran productores de diversos productos y servicios a sus portafolios de ventas on line. Todos los productores y comercializadores de los distintos sectores económicos tienen la posibilidad de utilizar estos canales que buscan resolver problemas de mercadeo. El papel de los gremios en esta estrategia es clave.

El segundo es el estímulo a las compras locales. Recuerdo la exitosa promoción de “Cómprele al país” que permitió que la compañía TERPEL, entonces propiedad de Ecopetrol, se posicionara en el mercado con no poca resistencia de las multinacionales que consideraban competencia desleal por tener la compañía petrolera el control de la producción pues no existía la ANH, Agencia Nacional de Hidrocarburos. Luego TERPEL fue vendida a inversionistas chilenos después de lograr un liderazgo en la comercialización de combustibles. El estímulo a los mercados campesinos que promueve el secretario de Agricultura del Huila, Dilberto Trujillo, está en la línea correcta pero deben especializarse evitando que se venda allí productos no agrícolas (crema dental, por ejemplo).

El tercero es la generación de empleo en infraestructura y específicamente terminando las obras inconclusas que en el caso del Huila son numerosas y otras que siguen pendientes y que no dan más espera. Esto requiere un análisis de la deuda pública que debe renegociarse y acceder a las fuentes multilaterales de crédito que están al alcance de todos los gobiernos. Las bajas tasas de interés por la pandemia permiten pensar en una buena posibilidad de renegociación y, agrego, de cooperación internacional. Pero tenemos que estructurar estos planes definiendo la capacidad de endeudamiento para el largo plazo.

De entrada, hay que definir el periodo de reactivación de manera sólida no como acaba de ocurrir que el gobierno de Neiva amplió en un día el confinamiento total obligatorio cuando la tasa de desempleo no lo recomendaba. Esto genera incertidumbre que no es buena amiga de la reactivación pues el consumo se recupera garantizando empleo por lo que un complemento sinequanon es que el consumidor recupere su capacidad de compra.