Javier Cabrera
El ser humano es social y requiere entornos colectivos, y si bien la prioridad en esta pandemia es la vida, la vida comprende en su concepto más amplio la posibilidad de existir, de ser pleno, compartir y conectarse con la grandeza del alma. Por eso debemos ver al ser humano integralmente, no solo desde su corporalidad, sino desde su ontología para cuidarlo y comprender su ímpetu y esencia.
Hoy, ante el afán de salvar vidas estamos dejando de lado lo anterior y olvidando que una vez pase esto, como seres humanos debemos reencontrarnos con lo que perdimos, buscando lo que se fue y recuperando lo que la vida nos dejo. Y en ese aspecto el ser debe ser fortalecido.
Dejamos de lado el sentido del ser que quedará una vez pase esta pandemia. ¿Que pasará con nuestros niños, que por cuenta de la pandemia en plena formación ven como su posibilidad de socializar esta limitada a cuatro paredes, y a su entorno familiar? Ellos hoy solo se relacionan con sus pares en colegios y escuelas, gracias a la pantalla de un computador; Y ¿que pasará con esos adolecentes, que a diferencia de nosotros no pueden ni han podido durante más de seis meses, conocer, conversar, reírse, jugar, bailar, con otros o al lado de otros? Ellos solo tienen a sus amigos por redes o celular. ¿Como verán la vida una vez pase esto?, ¿cual será su mirada del ser humano y de ellos mismos en una sociedad y cultura limitada a paredes, alejada de abrazos ajenos, y de cómplices roces de piel? Nuestra sociedad se esta trasformando, dejando de lado, por obligación y supervivencia, el entorno natural que fortaleció nuestro crecimiento.
Pero es más ¿que pasará con quienes detuvimos la vida en un instante que hoy parece eterno, para transformar todo lo que como sociedad fuimos y queríamos ser? ¿Que pasará con nuestros abuelos encerrados y aislados para evitar que la enfermedad acabe con sus vidas, pero viendo en ese encierro, el verdadero enemigo de su existir?
Esas son las preguntas que debiéramos hacernos. Muchos se preocupan por vacunas, remedios y medicinas para el cuerpo, olvidando que nuestra esencia, ese ser que somos, fortalece el verdadero sentido de vivir y en la medida que pasan los días parece quedarse sin que nadie le cuide. Creo que cuidamos la vida, y olvidamos lo que pasará después de todo esta pandemia, cuando tratemos de reencontrarnos, si no hemos cuidado nuestro ser.