Yilber Leandro Saavedra
El controvertido proceso de elección del nuevo secretario del Concejo de Neiva no puede estar saliendo peor; al tiempo que la presidenta de la corporación Victoria Castro se esfuerza por aparentar que todo está bien y que es víctima de críticas infundadas, por el otro lado ha tenido que “remendar” varias veces la resolución de la convocatoria por tener múltiples errores, que ponen de manifiesto el elevado nivel de improvisación en el que ha caído la mesa directiva durante el 2020.
Incluso en la actual convocatoria (Resolución 069 de 2020) aun aparece que un tecnólogo con título profesional tendrá mejor puntuación que alguien que haya realizado una maestría o doctorado, tampoco aparece la asignación salariar del cargo, requisito sine qua non en este tipo de procesos de convocatoria de la administración pública. Pero quizá lo que más ha causado consternación es que el vicepresidente, Amín Losada, exprese en la sesión plenaria que “al final de cuentas la elección de secretario será una decisión política”, situación que le podría traer problemas de tipo disciplinario al desconocer abiertamente el principio de selección objetiva, y por crear un proceso con puntajes, entrevistas y valoraciones que al final se desestimará por sesgos de tipo político; en una clara burla a quienes se han inscrito esperanzados en poder ganar sin tener que negociar nada.
La inconformidad se siente en el ambiente del cabildo y es generada en gran medida por concejales que en los últimos días han estado en primer plano, preocupados por el proceso y exigiendo que se hagan las cosas bien; Johan Steed Ortiz, Alejandro Serna, Iván Cangrejo, Faiver Tamayo, Leyla Rincón, Juan Carlos Parada y Juan Diego Amaya, entre otros, han presentado de manera respetuosa sus reclamaciones, a pesar de que desde la directiva no existe la madurez suficiente para asumirlas con beneficio de inventario.
De momento, el cargo de secretario atrae la atención de la opinión pública, pero hay otro tema que tiene especial interés y que bien podría traerle nuevos dolores de cabeza a los concejales con los órganos de control; se trata del proyecto de descentralización administrativa, que si bien es cierto es necesario, en las actuales condiciones en las que fue presentada la iniciativa no podría ser aprobada por la ausencia de múltiples requisitos, dentro de los que están, los estudios técnicos, presupuestales, jurídicos, de proyección institucional, organigramas, entre otros, en concordancia con los lineamientos de rediseño institucional de las entidades territoriales que establece la función pública.