Gabriel Calderón Molina
En estos tiempos de pandemia por el Covid-19, vale la pena resaltar y dar a conocer el ejemplo de un interesante caso de emprendimiento que desde hace algún tiempo se está dando en San Agustín, impulsado por la Asociación de Productores de Frutas de este municipio que, con el liderazgo del Ingeniero Teobaldo Jiménez Pérez , quien fuera mi Secretario de Obras Públicas durante mi alcaldía hace ya 25 años, viene comprometida en una iniciativa innovadora en beneficio de los productores de aguacate de numerosas veredas en esta zona del alto Magdalena.
Como muchos sabemos, el aguacate es un gran productor de aceite cuyas propiedades alimenticias y medicinales permiten que se le extraigan en forma artesanal y, a partir de allí, darle valor agregado produciendo jabones en diferentes presentaciones: en barra, en polvo y líquido cuyo destino es el autoconsumo y su comercialización para el aseo personal y diferentes usos de los consumidores. Además, de su aceite también se pueden producir repelentes de insectos que afectan la producción de aguacates.
Los integrantes de esta asociación, ante la elevada producción de esta fruta que alcanza las 350 toneladas que venían sacando al mercado de manera independiente, decidieron organizarse en busca de obtener mejores precios y no estar sometidos a los que imponen los intermediarios. Además, para para tratar de conseguir la tecnificación del cultivo, el mejoramiento de las vías a las veredas donde se cultiva el aguacate y encontrar puntos apropiados para su mercadeo regional, nacional y, por qué no, internacional.
Este empeño de la asociación requiere de la ayuda, no solamente del Sena, sino también del gobierno local, regional y nacional. Sería una forma de fortalecer el campo colombiano, a través del apoyo a una iniciativa surgida de la mente de quienes quieren una agricultura productiva y competitiva.
A muchos seguramente la producción de jabón a partir del aguacate, nos trae a la memoria el Jabón de Tierra que se elaboraba a partir de la utilización de grasas animales y la legía. El producto que mi familia compraba en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, se fabricaba en Timaná y se comercializaba en los municipios del sur del Huila. Pienso que vale la pena que el gobierno, no por ser de San Agustín, menosprecie este gran esfuerzo campesino cuya trascendencia puede tener una dimensión nacional en el futuro.