La Nación
MPB 1 16 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

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Mario Andrés Huertas Ramos

El 17 de octubre es la fiesta de la Música Popular Brasileña. En parte, también es un homenaje al poeta, diplomático, compositor y cantante Vinicius de Moraes.

De un lado, la música popular en Brasil ha sido un elemento decisivo en la formación de su identidad como nación. Aunque no ha sido exclusivo, pues, tanto el fútbol, como el café y la literatura han sido elementos forjadores del ser brasileño; en parte, esto se debe a la idea que promovió Getulio Vargas con el “Estado Novo”.

De otro lado, Vinicius de Moraes representando el alma brasileña le va a imprimir a la música un sentido profundamente literario que después exponentes como Chico Buarque (hijo de Sérgio Buarque de Holanda), Joao Gilberto y Toquinho secundarían ese estilo literario de hacer música.

Desde la era del “Estado Novo”, la samba será un elemento tanto de definición como de agrupación de un pueblo que hasta 1889 había sido formalmente un Imperio y cuya vida republicana es una de las más recientes del continente americano.

Ahora bien, con la aparición del jazz en EE.UU., se fusionará con la samba y surgirá en los 60´s un nuevo concepto musical: La Bossa Nova. Son los años del desarrollismo y del afán modernizador de Juscelino Kubitschek, conocido igualmente como el presidente Bossa Nova.

Lamentablemente en hispanoamérica, por “las barreras idiomáticas”, los maravillosos sonidos y las letras formidables provenientes del Brasil no han resultado tan populares como la música mexicana.

No obstante, en países como EE.UU. el impacto ha sido decisivo. Cantautores como Sergio Mendes, Eliane Elias, Eumir Deodato, Astrud Gilberto, Tania Maria y el mismísmo Antonio Carlos Jobim  (quién grabo nada más y nada menos que con Frank Sinatra) han sido muy exitosos.

En Italia, se registra otro intento por fusionar culturas. Ornella Vanoni, Toquinho y el mismo Vincius abrirían un camino para que otros artistas, como es el caso actualmente de Chiara Civello en asocio con Ana Carolina, dieran origen a algo que se puede definir como: “Bossa Nostra”.

Japón no es una excepción. Jaques y Paula Morenlabaum son un buen referente de fusiones, por ejemplo, con el pianista Ryuichi Sakamoto. Allí, la MPB ha sido de buen recibo y hay numerosas experiencias cuya recepción de esta música se corresponde, en gran parte, con el flujo migratorio japonés en ciudades como Sao Paulo.

Sin embargo, la música popular brasileña no solo ha tenido una relación íntima con la literatura; igualmente ha trascendido al campo de lo político. Exponentes como Caetano Veloso, Elis Regina y Simonal  (cuyas dos últimas vidas fueron llevadas al cine) fueron tristemente censurados por el régimen militar. Sin olvidar, por supuesto, que recientemente Gilberto Gil haya sido nombrado Ministro de Cultura y que las mujeres más bellas del hemisferio son, obviamente, brasileñas.