Reflexiones del Pluriverso Sur
Karla Alexandra Losada Benavides
Economista
El 13 de octubre fueron publicadas las cifras de pobreza monetaria en Colombia, correspondientes a la vigencia 2019. Esta evalúa la “suficiencia de ingresos para que los hogares alcancen un nivel básico de bienestar” (DANE, 2020).
Según el DANE, para el 2019 la pobreza monetaria fue del 35,7%, respecto al 34,7% de la vigencia 2018, representando un aumento de 1,0 punto porcentual, una incidencia bastante significativa equivalente a 661.899 personas que ingresaron al fenómeno de la pobreza. Por su parte, la pobreza monetaria extrema presentó un aumento de 1,4 puntos porcentuales con un 9,6% respecto al 8,2% presentado en la vigencia 2018, significando que 728.955 personas ingresaron a la pobreza monetaria extrema. A estas cifras se suma otra más lamentable: la pobreza monetaria extrema para los centros poblados y rural disperso tuvo aumento de 3 puntos porcentuales, representando el ingreso de aproximadamente 347.000 personas del campo a esta situación.
Lo anterior deja, sin duda alguna, un panorama desalentador, teniendo en cuenta que el año pasado el país aún no sufría los estragos de la pandemia generada por el COVID19, especialmente para el campo, que presenta el incremento más alto de los últimos años de la pobreza extrema rural.
Si bien la pobreza ha sido un problema público complejo presente en las agendas gubernamentales, dadas las tensiones políticas, económicas, culturales y sociales que genera en todos los países, incluso, está presente dentro del primer Objetivo de Desarrollo Sostenible que pretende ponerle fin, por lo que no se han presentado estrategias posibles que lo solucionen y permitan un mejoramiento en la calidad de vida de la población, el goce efectivo de sus derechos fundamentales y el pleno desarrollo de sus libertades.
Desde CESPOSUR – USCO creemos que urge una política pública efectiva para la superación de la pobreza, con aumento de cobertura y focalización específica de la población que vive esta condición. El Gobierno podría tener dentro de sus instrumentos de acción estrategias que propendan por que Colombia tenga oportunidades de mitigar estos impactos en el mediano y largo plazo. Uno de ellos estaría compuesto por los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET, propuestos para la construcción de planes de acción concretos que atiendan las necesidades específicas en materia de desarrollo rural, desarrollo social, infraestructura, etc., de los territorios.
Sin embargo, para el caso particular del Huila, el Gobierno Nacional tan solo priorizó al Municipio de Algeciras de todos los 37 municipios, a pesar de que el departamento ha sido uno de los más golpeados por el recrudecimiento de la violencia; otro fenómeno que parece estar volviendo con más fuerza, sobre todo en lo corrido de este 2020 con el aumento de asesinatos de líderes sociales y el regreso de las masacres al país; una variable que se suma a la incidencia de la intensificación de la pobreza, especialmente en el campo, afectando en mayor medida a la población con enfoque deferencial. cesposur@usco.edu.co