Entre lo sensible y lo inteligible

 

Francisco José García Lara

 

En la alegoría de la caverna, Platón explicó que existe un conocimiento sensible en el que intervienen los sentidos; y otro inteligible, sin que intervengan los sentidos.

Daniel Kahneman mediante investigaciones que se encuentran en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”, estableció que el ser humano no tiene pensamiento racional para escoger, puesto que permanentemente se encuentran en un pensamiento 1 que no tiene análisis y toma decisiones basado en la experiencia. Al contrario, el pensamiento 2 es de estudio, busca información que permita tomar una decisión racional y acertada.

Explicado lo anterior, recordemos que en las últimas semanas nos han inundado de información acerca de la posible producción de trombos secundarios a la aplicación de vacunas contra el Covid-19, pero sin precisar que la probabilidad de ese efecto adverso es del 0.0004%, infinitamente menor del 1.2% que tienen los anticonceptivos orales y del 16.5% para quienes se contagian del virus.

El resultado de esa información ha sido que se rechace alguna marca de vacuna, tomando así decisiones inconvenientes que pueden afectar la salud y poner en riesgo la propia vida.

De otro lado, apareció algún país ofreciendo vacunas sin terminar los estudios exigibles para su comercialización. De inmediato y sin realizar el más mínimo análisis, se sugirió que el país las comprara. Cuando se les recordó que prudentemente deberíamos esperar a tener los estudios, entonces aseguraron que esos argumentos estaban afectados por un sesgo ideológico.

Para finalizar, rememoremos que hace varios años se presentó una reacción psicológica masiva frente a la vacuna del virus del papiloma humano en un municipio colombiano. Dicha reacción se encuentra descrita en la literatura científica pero no hubo una verdadera acción del estado para aclararlo, faltó ministerio y ministro de salud en esa época, los medios se engolosinaron con el tema, y el resultado es que por temor la cobertura de la mencionada vacuna se fue al piso, y como consecuencia, no lograremos reducir el cáncer de cérvix que causa la muerte de cerca de 3.000 mujeres cada año en Colombia.

Más que una columna de opinión esta es de reflexión, es imprescindible que entendamos que para salir de esta pandemia necesitamos las vacunas y que es ineludible informarse científicamente sobre los verdaderos efectos de estas, de tal manera que razonemos que, aun con esos efectos colaterales poco frecuentes, es más peligroso no vacunarse.

Nuestros guías científicos no pueden seguir siendo los medios de comunicación o las redes sociales que tienen un irrisorio conocimiento del tema y poco les interesa incrementarlo.

garcia.francisco@javeriana.edu.co

 

 

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