La Nación
“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía” 1 29 marzo, 2024
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“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía”

Arles Mauricio Pascuas Figueroa y Santiago Gómez Endes, soñaban no solo con terminar el bachillerato sino el servicio en la Policía y seguir en la institución en busca de un mejor futuro para sus mamás. Los dos jóvenes eran conocidos en Fortalecillas por su alegría y educación. “Él le rogó al coronel para que no lo enviara allá, se le arrodilló…”, dijo un primo de Pascuas Figueroa.

 

“Tenía mucho miedo porque habían tenido una riña y estaban amenazados de muerte…”, fue el temor que el joven auxiliar de la Policía, Arles Mauricio Pascuas Figueroa, le había manifestado a sus familiares días antes del indiscriminado ataque terrorista que le costó la vida a él y seis compañeros de la estación policial en el corregimiento de San Luis en el occidente de Neiva.

Ese temor por sus vidas, que también expresaron sus compañeros a los familiares, se sumó al presunto distanciamiento que había entre los uniformados y algunos sectores de la población, al parecer, presionada por el frente disidente ‘Ismael Díaz’

“Él llamó a mi tía diciéndolo que cada nada pasaban motos amenazándolos, tirándoles piedra, que salió Sabí (intendente Luis Alberto Sabi Gutiérrez) a defenderse, le pegaron y salieron los compañeros del comando a defenderlo”, manifestó Pablo Andrés Rojas primo de Pascuas Figueroa.

Como si fuera poco, el escaso comercio ubicado en el centro poblado no le abría las puertas a los uniformados para que adquirieran productos para consumir o de aseo. “No les vendían nada en el corregimiento, era difícil conseguir alimentos, no había convivencia con la comunidad”, señaló el allegado.

Luis Octavio Sabí padre del intendente Luis Alberto Sabí, quien estaba al mando de la estación policial en San Luis, indicó que el grupo tenía que viajar a Neiva por los víveres. “Él le contaba a la tía que cada ocho días venían a Neiva hace remesa. El día del vil atentado llevaba remesa porque no les vendían un solo dulce. En algunos comercios y tiendas era prohíbo venderle algo a un agente de la Policía”.

Agregó que hasta el servicio de energía se lo quitaban. “Era un estrés que él tenía, él hablaba mucho con la tía que en algunas ocasiones hostigaban la estación de Policía, les cortaban la energía a las siete de la noche, en alguna ocasiones les tocó defender el honor de ser policías, defender sus habitantes y su vida. En dos o tres ocasiones le cortaron la energía”.

 

“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía” 7 29 marzo, 2024
Auxiliar Arles Mauricio Pascua Figueroa.

“Tener a la mamá como una reina”

Pascuas Figueroa, de 19 años de edad, ingresó a prestar el servicio militar en la Policía con la ilusión de seguir la carrera en la institución y mejorar las condiciones de vida de su mamá y sus dos hermanos menores.

“Para Mauricio su seño era tener a la mamá como una reina, dijo que iba hacer lo imposible, que entregaría la vida por la mamá. Él quería entregarle todo a la Policía, desde niño quería ser policía”, recordó su primo y amigo Pablo Andrés.

El joven auxiliar cursó hasta noveno grado en la institución educativa María Auxiliadora en el corregimiento de Fortalecillas en el norte de la capital huilense, donde se caracterizó por su compañerismo y colaboración. “Era un joven recochero, alegre, en el estudio era normal, siempre mantenía a los compañeros contentos”, indicó su allegado.

Pablo Andrés señaló que su primo pese a solicitar que no lo enviaran a San Luis, se lo llevaron obligado. “Horas antes de irse para San Luis habló con la familia diciéndole que tenía miedo,  que el coronel lo había obligado a irse, él le rogó, se le arrodilló, le rogó por la familia que era lo que más quería que lo dejaran, que tenía mucho miedo, pero al coronel no le importó y lo hizo ir. Un compañero de él nos lo comentó”.

Sostuvo que le pidieron dinero para no llevarlo. “Iniciando julio él le dijo a la familia que necesitaba una plata para que no se lo llevaran para allá, pero quizás la familia no lo consiguió y se lo llevaron”.

 

“Un niño muy alegre”

“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía” 8 29 marzo, 2024
Auxiliar Santiago Gómez Endes.

Una sonrisa y su nobleza serán quizás lo más recordado del auxiliar de la Policía Santiago Gómez Endes, por sus familiares y amigos en el corregimiento de Fortalecillas, donde nació, creció y estudió hasta noveno de bachillerato.

“Santi fue un niño muy alegre, risueño, le gustaba bailar mucho, siempre tenía la mejor sonrisa, se daba a querer mucho porque tenía un corazón muy noble. Era vanidoso, decía que era perfecto de cara”, expresó en medio de la tristeza su hermana Laura Catalina Gómez.

El joven, 18 años de edad, decidió ingresar a la Policía en busca de terminar el bachillerato y un mejor futuro. “Él quiso estudiar pero las situación no lo permitió, dijo que la Policía le daba la oportunidad de estudiar, de prepararse…”, manifestó su familiar.

Recordó que el día menos esperado llegó a la casa con la noticia que se iba a incorporar a la Policía. “De la nada un día llegó y dijo “me voy para la Policía”, a los dos o tres días ya estaba empacando la ropa”.

El impulso de ingresar al organismo de seguridad lo cogió cuando se dio cuenta que sin estudio conseguir un trabajo que no fuera ‘duro’ sería difícil. “Tenía varias expectativas, pero quería estudiar algo, porque cuando se dio cuenta que uno sin estudio o profesión le tocaba duro o trabajar por días, fue cuando volvió a tomar la decisión de regresar a estudiar. Entró a la Policía e ingresó a estudiar hace un mes”, indicó Laura Catalina.

La última conversación que los dos hermanos sostuvieron fue el día antes de la masacre, cuando hablaron del crédito que él había sacado. “Yo hablé el primero de septiembre con él, como acababa de sacar un Sistecrédito le dijimos que fuera responsable, que lo pagara para que pudiera tener vida crediticia”, sostuvo la joven.

Recordó, al igual que los familiares de los demás policías asesinados, que en San Luis no les vendían comida. “Se comentaba que no tenían agua potable, que tenían que llevar los víveres porque por allá no les estaban vendiendo”.

 

“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía” 9 29 marzo, 2024
Intendente Luis Alberto Sabi Gutiérrez.

“Para mí, mi hijo no ha muerto”

El sueño del intendente Luis Alberto Sabí era lograr su pensión dentro de un año y disfrutarla con su familia. “El sueño de él era terminar su carrera en la Policía, decía salgo, me voy a unas vacaciones, descanso y después a ver qué hago”, señaló su papá Luis Octavio Sabí.

Indicó que el uniformado era una persona amable. “Para mí, mi hijo no ha muerto, era una persona alegre, simpática, bondadosa y colaboradora”.

Recordó que en una conversación telefónica le sugirió que se retirara de la Policía por el riesgo en el que se encontraba. “Me decía “papá a veces tengo temor por mi vida” le dije hijo retírese, pero decía que no hasta cumplir su pensión”.

El intendente Sabi, al parecer, salió del ataque con el auxiliar que sobrevivió, pero las heridas que sufrió le causaron la muerte segundos después. “Dicen en el Gula que Sabi y el patrullero alcanzaron a correr o caminar 25 metros, el bombazo los sacó de la camioneta, quedó en un caño pero murió desangrado por las heridas”, indicó Luis Octavio al señalar que su hijo llevaba cuatro meses en San Luis.

“La pérdida de mi hijo me deja el corazón partido. Yo no perdono porque no soy Dios”, expresó el hombre.

“Estos muchachos tenían el sueño de seguir en la Policía” 10 29 marzo, 2024
Los auxiliares de la Policía Arles Mauricio Pascuas Figueroa y Santiago Gómez Endes, soñaban no solo con terminar el bachillerato sino el servicio en la Policía y seguir en la institución en busca de un mejor futuro para sus mamás..

“Vi mucha alegría en ellos, entusiasmo”

Álvaro Cardozo Soto, director general del colegio Tomás Cipriano de Mosquera, donde estaban estudiando los auxiliares de la Policía, Arles Mauricio Pascuas Figueroa y Santiago Gómez Endes, para terminar su bachillerato, los recuerda como jóvenes alegres y respetuosos. “Mauricio pidió el consentimiento de su mamita, pidiéndonos el teléfono prestado a uno de los docentes, al profesor matemáticas y que ella le autorizara la matrícula, una alegría espectacular”.

Sobre Santiago expresó que era un muchacho con alegría, “estaba muy contento de que el comando de la policía les permitiera estudiar”.

Señaló que los dos jóvenes querían terminar el grado once este semestre e ingresar hacer la carrera de policía. “Estos muchachos tenían el sueño de lograr esa meta de poder un día continuar como patrulleros, después de prestar el servicio con la Policía. Querían presentar la carpeta para pertenecer directamente a la Policía. Vi mucha alegría en ellos, entusiasmo, tenía con ellos permanentemente comunicación”.

Recordó que cuando se enteró que los llevarían para San Luis le dijo a uno de sus compañeros que debían tener cuidado porque la zona era delicada. “Con Diego, que también es compañero de ellos, el día que me contó que iban hacer trasladados  para esta región (San Luis) le di consejos, le dije que tuvieran mucho cuidado que esa era una zona caliente, le nombre Chapinero, Aipecito y San Luis”.

Señaló que minutos antes del atentado el auxiliar Diego había pasado. “Diego me contó que acababa de pasar por ese lado y al momentico ocurrió esta situación lamentable”.