PIERO EMMANUEL SILVA ARCE
Hace cincuenta años los estudiantes franceses se levantaban en contra de la herencia social, política, económica y cultural que dejó la Segunda Guerra Mundial. Se habían erigido dos modelos políticos antagónicos, el liberalismo y el socialismo, que luchaban incesantemente por ganar posiciones a nivel internacional; esta disputa es conocida como la Guerra Fría y siempre se llevó a cabo bajo la amenaza de la bomba atómica, en cualquier momento se podía detonar un conflicto a escalas inimaginables y terroríficas debido al avance científico y militar.
Los estudiantes del episodio conocido como mayo del 68 o el mayo francés se levantaron en contra del modelo de sociedad capitalista establecido sobre la base del consumo y la competencia individualista. Si bien Francia y, en general, Europa Occidental atravesaba un momento de bonanza económica gracias a que el Estado de Bienestar le brindaba condiciones favorables a gran parte de los sectores sociales, los estudiantes no se conformarían con esto; es decir, se buscaba la construcción de un nuevo mundo ya que a pesar de que el capitalismo permitía consumir, no otorgaba la posibilidad de desarrollar libertades y los individuos eran encasillados en los estándares de la productividad económica. Esto queda plasmado en la siguiente idea de mayo del 68: “no queremos un mundo en el que la garantía de no morir de hambre equivalga al riesgo de morir de aburrimiento”.
Mayo del 68 generó un importante dinamismo político, se discutía y se debatía en cada rincón donde llegaban los coletazos del levantamiento de los estudiantes franceses. Había discursos de niveles elevados y también eslóganes simples, pero bien pensados. Los objetivos nunca estuvieron del todo claros y a las revueltas se sumaron sectores obreros, anarquista, feministas y socialistas; el arte también estuvo presente en este contexto, sería Guy Debord con su libro “la sociedad del espectáculo” quien plantearía que Estados Unidos y la Unión Soviética no eran tan diferentes pues reemplazaban la creatividad por las representaciones espectaculares y el mercantilismo.
En Colombia los estudiantes se han levantado y han realizado reivindicaciones justas y aplazadas durante décadas por gobiernos que han privilegiado la corrupción y un modelo económico extractivo. Del gran mayo francés es importante aprender que el problema financiero no es lo único que atraviesa la educación pública; la crisis ética e intelectual han sido determinantes en los problemas de la educación en Colombia, por ello sería un error reducir la exigencia únicamente a un poco más de dinero.