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A la quinta, ¿la vencida?

El pasado viernes 26 de mayo, en su reunión mensual, el Banco de la República redujo en 25 puntos básicos la tasa de interés de referencia ubicándola en 6.25%. Esta es la quinta reducción en este año de este indicador financiero que define las tasas del mercado bancario que se espera reaccionen también a la baja mucho más rápido que de costumbre especialmente en las operaciones con tarjetas de crédito. A pesar de esta reiterada tendencia de la tasa de interés, el comportamiento económico sigue siendo pobre. Según el mismo banco emisor, en el primer trimestre de este año el PIB solo creció 1,1%, por debajo del 1,3% proyectado por los analistas económicos y el propio gobierno y el banco central. Esto manda una señal muy preocupante a todos los protagonistas pues si en cuatro reducciones anteriores la economía no ha respondido, ¿será que mover la tasa de interés a la baja no es suficiente y se requiere otra receta que la complemente? Buscando entre las posibles causas de este resultado que está haciendo nugatorio el estímulo financiero de una menor tasa, la reforma tributaria claramente explica este comportamiento. En columna anterior califiqué de inoportuna e inconveniente esta reforma pues desde el cierre de la vigencia 2016 se sabía que la economía no estaba marchando bien y no se entendía la creación de nuevas cargas a un aparato productivo ya con pesados fardos tributarios. El resultado del primer trimestre con la mayoría de sectores económicos con crecimientos negativos nos ahorra palabras para decir que el espíritu alcabalero del gobierno con IVA de 19% resultó perverso para todos.
El argumento principal para la reforma tributaria, el acuerdo de paz, que exige cuantiosos recursos, es otro factor que explica por qué la economía no responde a menores tasas de interés. El postconflicto no arranca y la incertidumbre sobre el proceso impide que los inversionistas definan sus proyectos. La inversión extranjera, por ejemplo, está muy lejos de las cifras alcanzadas en la década pasada cuando el alto precio del petróleo invitaba al riesgo. Hoy, sin este incentivo pero con orden público en creciente desorden especialmente en las ciudades, se acude a la prudencia de esperar a que esta avalancha de decretos de la presidencia defina el rumbo del acuerdo.
Seguramente otros factores están incidiendo pero estos dos son un enorme contrapeso a la tendencia decreciente de la tasa de interés. Ojalá que esta quinta reducción, como se dice, sea la vencida y alcance la meta deseada acompañada de un escenario más atractivo y estimulante para todos.