No cualquiera cumple 103 años, tal vez por eso Eloisa Zambrano de Noscué, una querida anciana residente en el norte de Neiva, tuvo una linda celebración por su onomástico el pasado 13 de enero. Familiares y amigos festejaron el haber compartido con ella durante tantos años, años a los que muy pocos llegan. Cinco días después falleció.
Los últimos días de esta huilense de pura cepa fueron muy bonitos y alegres, en especial por el amor y cuidado que sus allegados siempre le demostraron.
Su deceso
Eloisa dio su último suspiro el miércoles pasado. Un paro cardiorrespiratorio le arrebató sus últimas fuerzas. Ya ella lo había dado todo en vida.
“Del domingo para acá ella se me agravó, el corazón y los pulmoncitos no aguantaban más, entonces el lunes, el martes, enfermita y el miércoles a las 3 de la tarde le dio la taquicardia y murió a las 5 y 30 de la tarde”, narró con la voz entrecortada Esperanza Rocha, su nuera y quien la cuidó durante sus últimos años como si fuera su propia hija.
A la longeva mujer siempre le gustó hablar de sus más memorables recuerdos en el campo, hasta último momento revivió su vida en Vegalarga, en la vereda El Cedral, aquellos tiempos en los que se destacó por ser una mujer trabajadora y muy dedicada a las labores del hogar.
Se distinguió por ser siempre una mujer muy vigorosa, decía siempre que la vida en el campo y una alimentación saludable son los mejores ingredientes para una vida larga y duradera, de ahí que recordaba con emoción sus caminatas por los senderos de su finca, hacer bizcochos y pan, entre muchas otras labores que realizaba.
Afección Respiratoria
Aunque Eloisa siempre fue muy saludable, ya por cosas de la edad hace dos meses la venían aquejando algunos problemas cardiorrespiratorios, junto a su impedimento para caminar y una sordera. Según cuenta Esperanza, estas molestias tal vez la tenían agobiada, entre sus últimos suspiros ella le pidió que le ayudara a morir, Esperanza no sabía qué responder a esto; no obstante, decidió orar para que quien había sido como su madre, pudiera descansar en paz.
“Yo a ella la quiero como una segunda mamá, siempre la llevaré en mi corazón, en sus años de juventud fue muy servicial, amable, trabajadora”, expresa Esperanza Rocha, la mujer que cuidó de ella.
Eloisa tuvo una larga descendencia, pese a que solo tuvo tres hijos (algo no muy común entre las mujeres de su época que por lo general siempre concebían más de 10), ellos le dieron 26 nietos y 60 bisnietos.
Sus allegados y conocidos la recordarán no solo por el lugar especial donde reposan todos los retratos más queridos de su vida, sino por su ternura y tenacidad. Eloisa, la mujer que deja un gran legado en su familia, un ejemplo de vida para quienes empiezan el ciclo que ella ya terminó.
La mujer neivana logró festejar recientemente 103 años de vida.
Esperanza cuidó por muchos años a Eloisa como a una madre
En un rincón de la vivienda hay un lugar especial para recordar a Eloisa.