La responsabilidad hace referencia a la capacidad para controlar los propios impulsos, la autodisciplina y la organización, así como al conjunto de habilidades necesarias para llevar a cabo cualquier conducta orientada hacia una meta o un logro. Tiene que ver con pensar antes de actuar, buscar el bien de los demás por encima de los propios gustos, pedir asesoría a personas competentes, cumplir las tareas asignadas y dar cuenta de ellas, no culpar a los demás de lo que se ha hecho mal, reconocer los errores cometidos ante quien se debe hacerlo, rectificar inmediatamente los actos mal hechos y reparar los daños causados. Una persona es responsable cuando se compromete hasta las últimas consecuencias, cuando piensa antes de actuar, cuando prevé las consecuencias de sus actos, decide libremente, se compromete con lo decidido y decide teniendo en cuenta el deber. Lamentablemente para algunos retomar el valor de la responsabilidad en nuestros tiempos no siempre resulta fácil. Hoy día se tiende a vivir fuera de todo compromiso, a pasarlo bien, a buscar la vida fácil a conseguir las cosas con el mínimo esfuerzo. Inmersos en una sociedad que prima la cultura del todo vale, que no siempre se valora el esfuerzo y sacrificio personal, donde el individualismo triunfa sobre la colectividad y el tener sobre el ser, encontrarnos personas que actúan conforme a sus caprichos y se engañan a sí mismas con falsos pretextos, olvidando que las consecuencias de sus actos los siguen como si fueran su propia sombra y al final deberán rendir cuentas de todo aquello que han hecho, dicho y omitido. Nuestra sociedad requiere de cada uno de nosotros acciones responsables, serias, encaminadas a buscar soluciones, tendientes a acabar con el engaño, las apariencias y falsos reconocimientos. Todos sin excepción debemos comprender que actuar con responsabilidad, compromete a parar la serie de errores, corregir todo lo que se pueda los yerros cometidos y mejorar aquello que se cree haber acertado; en otras palabras actuar con eficiencia, eficacia, honestidad. Ser consciente de lo que cada uno es y de lo que debe hacer conforme al valor de la responsabilidad, permite adoptar medidas para cambiar aquello que haya resultado lesivo para el logro de los objetivos propuestos, organizar y seguir un plan de vida y de trabajo, facilita la convivencia social y humana, así como el cumplimiento de normas, órdenes, tareas y obligaciones asignadas, conforme a que uno actué con un alto sentido de responsabilidad.