Armando Cerón Castillo, fue uno de los grandes poetas que deleitó a los amantes de la literatura con sus obras. Dejó un gran legado de letras, amor y humildad. Oriundo del municipio de Gigante, regaló sus poesías más bellas a los huilenses.
El 31 de enero de 1937 en Gigante, Huila, nació Armando Cerón Castillo. El municipio reconocido por su gigante ceiba, que sirvió como inspiración de muchos. Una persona que según describe su hija, Sandra Cerón Bermeo, “era de carácter suave, humilde, modesto. Nunca fue un hombre vanidoso, nunca se sintió más que nadie por ser escritor”. Junto con su esposa Gloria Bermeo de Cerón, formaron un hogar, del cual nació Sandra, a quien le infundió la pasión por la lectura, y más que su padre, fue un gran amigo.
Fue un reconocido poeta que partió de este mundo el 9 de julio de este año, pero que dejó grandes enseñanzas y obras literarias. Su talento y amor por las letras inspiraron a otros a seguir su camino, “desde pequeña me inculcó leer libros de literatura. Yo lo veía leer y quería imitarlo. Me compró una enciclopedia cuando tenía 7 años, que tenía biografías de personajes famosos”, asegura Sandra, con la nostalgia pero al mismo tiempo con orgullo, de la herencia que le dejó su padre.
´Los Papelípolas´, formado por un grupo de artistas del departamento del Huila, fue un movimiento cultural y literario surgido en 1958, que se destacaban en todos los campos artísticos, tales como: la narrativa, el dibujo, el teatro, la televisión, el cine, pero particularmente en la poesía, el fuerte de Armando Cerón. En este grupo compartía conocimiento, anécdotas y literatura con Gustavo Andrade, Ángel Sierra Basto, Darío Silva Silva, Rubén Morales Buendía, Julián Polanía Pérez y Luis Ernesto Luna Suárez.
Armando siempre fue un hombre de letras, buenos amigos y viajes. Desde la corta edad de 16 años empezó a escribir sus primeros sonetos, y comenzó a publicar sus escritos en revistas y periódicos. A través de los años y con su dedicación, pasión y amor por la literatura, obtuvo reconocimientos por su labor cultural en el departamento. “Tengo muy buenos recuerdos de él, me inculcaba buenas cosas, como la fe; era muy piadoso, rezaba mucho, ante todo un buen ser humano”, afirmó Sandra, su hija.
En el año 2008, la Fundación Tierra de Promisión, le otorgó a Cerón Castillo la condecoración José Eustasio Rivera, en su máxima categoría, por sus valiosos aportes al conocimiento y cultivo del amor y el respeto por la poesía entre las nuevas generaciones.
