La Nación
Adiós al hombre del corazón noble y la mente prodigiosa 1 19 abril, 2024
NEIVA

Adiós al hombre del corazón noble y la mente prodigiosa

Don Víctor Alberto Vega Cano, será recodado por su don de servicio, su noble corazón y su astucia para los negocios; el propietario de la Cigarrería Real falleció en Neiva a sus 96 años, tenía el esquema de vacunación completo y durante la pandemia siempre estuvo en su vivienda, pero finalmente el Covid tocó su puerta y tras una complicación falleció. Más de 60 años de trabajo constante lo catapultaron como uno de los empresarios más reconocidos en la capital opita.

Astrid Hernández Ospina
judicial@lanacion.com.co

Desde que inició la pandemia, su deseo de vivir y las recomendaciones de sus nietas médicas, prefirió permanecer en su vivienda y evitar contactos y aglomeraciones; fue uno de los primeros en vacunarse, y a pesar de tener el esquema completo de vacunación incluida la tercera dosis, finalmente se contagió, el Covid llegó a su puerta y tras una complicación el señor Alberto Cano, falleció en el Hospital Universitario de Neiva.

Víctor Alberto Vega Cano, nació el 29 de septiembre de 1.926, en el seno de un hogar humilde y con necesidades económicas, estudió en una escuela del barrio San Pedro de Neiva, luego hizo un paso fugaz por el Colegio Nacional Santa Librada, donde solo estudió hasta octavo, por falta de dinero y siendo el menor de tres hermanos.

Su inicio laboral se dio de forma prematura ante la presencia de muchas necesidades en su hogar, cuando tenía 15 años, llegó a Empresas Publicas de Neiva como mensajero, luego ayudante de oficios varios entre otras cosas que fueron requiriendo los jefes; en las noches, al salir de trabajar empezó empíricamente a adquirir conocimientos contables por cuenta de un buen amigo que era docente en ese entonces y le ayudó.

Así se hizo mayor de edad, y tras sus conocimientos, por intermedio de su hermano mayor que ya laboraba en una reconocida empresa, logró obtener un mejor empleo, que solo duró corto tiempo pues la empresa fracasó. Nunca terminó bachillerato, y menos tuvo acceso a la educación superior, pero eso no fue impedimento para salir adelante y lograr lo que siempre se propuso.

Tiempo después, llegó a Bavaria, donde por recomendaciones personales le abrieron las puertas para ser el gerente de una nueva sede en Neiva, oportunidad que no desaprovechó y allí se catapultó como un prometedor empresario.

Estuvo posteriormente en la Industria licorera del Huila, y de ahí pasó a ser el principal distribuidor de licores, principalmente de aguardiente en toda la región, por casi 12 años.

Un negociante prometedor

Con la liquidación de todos los años anteriormente laborados, don Alberto se hizo propietario de la Cigarrería Real, un negocio que no tardó en dar sus frutos, junto a su entonces esposa se encargaron de posicionarlo al punto de convertirlo en la más prestigiosa distribuidora de licores nacionales e importados.

La trayectoria y el reconocimiento que a pulso logró don Víctor Alberto Vega Cano, lo llevaron a catapultarse como uno de los más destacados empresarios de la región.

Su exclusivo conocimiento en licores finos, su gusto por los negocios y su astucia para emprender, lo hicieron acreedor de diferentes reconocimientos por diferentes entidades gubernamentales y a ganarse el corazón de quienes lo rodeaban, su carisma, su apoyo incondicional a sus colaboradores y su don de servicio, eran sus principales cualidades y que hoy tras su fallecimiento, sus seres más cercanos recuerdan entre anécdotas.

Del primer hogar están sus cuatro hijas, María Mercedes, María del Socorro, Martha Roció y Marcela.

Un jefe de corazón noble

Sus colaboradores lo recuerdan como un excelente jefe, con una calidez humana incomparable, “fue muy buen jefe, siempre del lado del trabajador, la motivación y todo lo importante que éramos tanto para la empresa como para él, era excelente negociante y tenía una habilidad destacada con los números y siempre todo le salió muy bien”, indicó uno de los colabores de la cigarrería.

Para su familia, Alberto como comúnmente lo llamaban, era una persona amorosa, llena de cualidades y siempre fue el centro del hogar, el señor al que todos trataban con respeto, el principal en la mesa, pero sobretodo el hombre logró darles bienestar a sus hijas, reconocido en el sector empresarial, buen negociante y trabajador hasta sus últimos años.

Años después, don Alberto enviudó y formó un nuevo hogar con la que hasta el día de su muerte lo acompañó, la señora María Ferlina Morera, madre de su último hijo Camilo José.

Siempre perteneció a la junta directiva del Club Campestre, fue uno de los primeros empresarios en el sector de la industria licorera y fue fundador del club rotario “Neiva Las Ceibas” Rotario e hizo parte de diferentes agremiaciones donde se ganó el cariño y respeto de sus más cercanos coequiperos.

Sus últimos días

A pesar de haber seguido al pie de la letra varias recomendaciones, de ser uno de los primeros en vacunarse, tener las tres dosis y hacer de todas las formas posibles el quite al mortal virus, finalmente el Covid tocó a su puerta, se contagió y tras una complicación el pasado sábado, fue ingresado de urgencias al Hospital Universitario, donde seis horas después lastimosamente falleció.

Siempre estuvo al frente de sus negocios, una de sus hijas se convirtió en su mano derecha y a pesar de su avanzada edad, siempre contó con su memoria prodigiosa, no tenía dificultades en sus actividades personales, su sentido del humor, carisma y el espíritu para ayudar a los demás siempre fue su compañero fiel y su alma de niño nunca lo abandonó.

El próximo sábado 29 de enero, en horas de la mañana se llevará a cabo una liturgia, donde sus familiares más cercanos le darán el último adiós al hombre del corazón noble y la mente prodigiosa.