21.9 C
Neiva
24 abril, 2024
La Nación
Aleccionador testimonio de vida 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS

Aleccionador testimonio de vida

Escuchar de viva voz el desgarrador relato de la religiosa franciscana, Gloria Cecilia Narváez, golpea el alma. Las crueldades de que fuera víctima por parte de sus captores islamistas por espacio 4 años y 8 meses, mientras cumplía labores misioneras en Koutiala, región de Sikasso, en Malí, quebrantaron de manera flagrante no solo  su bienestar físico y emocional, sino también, y más grave aún, su dignidad. Sin embargo, no consiguieron debilitarla espiritualmente.

Así las cosas, llama poderosamente la atención que pese a la cadena de vejámenes a que fuera sometida, siempre mantuvo su fe y esperanza en alto. Los dolorosos testimonios son clara demostración de su inquebrantable espiritualidad. Parafraseando a la religiosa, se alimentaba con la oración y absoluta confianza en Dios. Y ni qué decir del espíritu generoso que siempre cultivó en medio de tanta tribulación, incluso en beneficio de sus propios captores, actitudes que sin duda repercutieron de manera positiva en el intenso quehacer cotidiano que tuvo que librar.

La virtud de la humildad que emana de la templanza y una de las cualidades más difíciles de alcanzar, fue su norte durante el cautiverio. A través de sus acciones y ayuda al prójimo, demostró tolerancia y autocontrol. Paradójicamente entre más humillaciones y maltrato recibía, con mayor  benevolencia trataba a sus verdugos: «Me pegaban, me insultaban con palabras muy fuertes. Me escupían, me tiraban las cosas, pero yo nunca les dije una palabra. La tortilla cada mañana me la tiraban. Entonces yo la partía y como miraba que eso estaba como amarillo, con olor a podrido entonces yo la cocinaba». Con todo, agrega con voz pausada: «Yo siempre oraba por ellos. Siempre proclamaba el Magnificat, a la Virgen María le pedía mucho la protección de ellos».

Pero más impactante todavía es que en medio de ese implacable horizonte cargado de zozobra y turbación, quizá fortalecida en su infinita conexión Divina, pudo experimentar la fascinante magia  de una puesta de sol, la belleza de la luna y la estela luminosa de las estrellas fugaces.

Respeto y admiración para tan valerosa e inspiradora mujer, paradigma de bondad, generosidad y moderación en todas sus manifestaciones, incontables virtudes que sin ninguna duda le permitirán continuar su vocación misionera con renovado espíritu de servicio, fe y esperanza.