Aletas e ironía

Sergio Felipe Salamanca

En esta oportunidad me gustaría abordar un tema que, a pesar de no ser jurídico, político o económico, nos deja una serie de valiosas enseñanzas y nos debe llevar a repensar la forma en la que estamos cuidado nuestra riqueza natural. El tema en cuestión, es la presencia de tiburones en la Isla de San Andrés y la forma en la que los medios y las autoridades abordaron el caso de un ataque de un tiburón a un turista.

Al respecto, me gustaría comenzar destacando la absurda manera en la que un medio de alta difusión, referenció el suceso de la siguiente manera: “Tiburón atacó y asesinó vilmente a un turista en una playa de San Andrés”. Como lo podrán intuir, el titular contiene información imprecisa, e induce al odio hace los tiburones. Digo que es imprecisa, porque se hace uso de terminología que es propia de casos penales. Así, por ejemplo, hablar de asesinar o de cometer un homicidio se enmarca más en contexto penal, pues solo un humano podría ejecutar la conducta tipificada. En el ámbito emocional, no es posible calificar como “vil” la conducta de un animal predador, que pudo haber atacado por hambre o por defensa. Esto sin mencionar que no es posible realizar un estudio psicológico al tiburón, para determinar los verdaderos móviles de su ataque.

Pero eso no es todo, el mencionado titular y el resto de noticias que ubicaban al tiburón como el “villano” de la historia, llevaron a que se formaran grupos de búsqueda para cazar al culpable. Lo cual terminó con la caza de un tiburón nodriza, que, por las características de su especie, no representa un gran peligro para los humanos. De forma complementaria, se llevó a cabo una “reubicación” de dos tiburones tigre (uno de los cuales, se presume, fue el que atacó al turista).

Me resulta triste e irónico que la presencia de tiburones grandes y sanos (lo cual es muestra de la salud y recuperación del ecosistema) cause ira y repulsión en gran parte de la población. Creo que aún nos falta aprender a valorar la riqueza natural con la que contamos. Ojalá no llegue el día en el que solo podamos ver a ciertos animales en fotos o enciclopedias.

 

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