Germán Palomo García
Los resultados electorales del pasado domingo dieron paso al planteamiento de alianzas entre los tres ganadores de la consulta a la presidencia de la república. Pero al mismo tiempo, renace la polarización que tanto daño hace. La inmediata renuncia de Oscar Iván Zuluaga a su candidatura por el Centro Democrático, ya ha sido calificada por analistas e interesados como el continuismo y una pantomima que descubre que el triunfante Federico Gutiérrez era, en realidad, el candidato de Uribe. Fajardo se anticipó a rechazar cualquier posibilidad de alianza con Federico Gutiérrez mientras Gustavo Petro, amplio ganador de la jornada sí está abierto a ampliar su caudal de votos y espera más adeptos aplazando, incluso, la decisión sobre su fórmula a la vicepresidencia poniéndola a jugar en esta estrategia. De entrada, no se ven claros los acuerdos entre las alianzas que hasta el domingo compitieron cuando lo realmente claro es que los individualismos no caben en este escenario cuando las diferencias en votación frente a Petro son tan amplias que ninguno de los candidatos podrá superarlas. Por esto, el candidato del Pacto Histórico se atrevió a anunciar su triunfo en primera vuelta.
Finalizada esta primera etapa de los comicios, se inicia, esto esperamos, la de los planteamientos para atender las dificultades socioeconómicas del país atizadas ahora por el conflicto en Ucrania y el mantenimiento de una alta inflación que, como lo he mencionado en anteriores comentarios, nos acompañará en este primer semestre. Y aquí es donde surgen las primeras preocupaciones. El ya conocido planteamiento de Petro sobre la suspensión de las exploraciones petroleras desconoce la necesaria complementación entre las energías alternativas y los combustibles fósiles que algunos se atreven a mencionar que estos seguirán en el mercado 40 años más. Esto no puede ser desconocido por el candidato. ¿Qué dicen los otros aspirantes? Hasta ahora poco o nada se les escucha porque han estado inmersos en su campaña por alcanzar la candidatura en la que no piden programas. El papel del Banco de la República ha sido otra propuesta de Petro en dos aspectos: En la integración de su Junta Directiva y en su papel de emisor a instancias del gobierno, es decir, a cero costo. Esto implicaría un retroceso enorme y una pérdida de autonomía del Banco Emisor.
Al ganar Gustavo Petro la presidencia entraríamos a la etapa de reformas pues mucho de lo que propone obliga a diferentes reformas como la pensional. Lo importante es saber que programas van a impulsar de llegar a la primera posición del Estado. La obligación de los contendores del ganador del domingo es esa, ineludible y debe ser muy convincente.