La Nación
Antes no era así 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Antes no era así

Por Gabriel Calderón Molina

En mi época de universitario en Bogotá en la década de los años 60 del siglo pasado, participé de varias de huelgas y marchas estudiantiles para protestar y hacer reclamaciones por el fortalecimiento presupuestal de la educación, la defensa de las universidades públicas, el nombramiento de un rector y otras motivaciones que, en buena parte, impulsaba el padre Camilo Torres, decano de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional. Eran esos los tiempos (1962-1966) del gobierno del payanés, cazador y mujeriego, Guillermo León Valencia, del Frente Nacional y del Movimiento Revolucionario Liberal-MRL al cual pertenecíamos muchos estudiantes.

Comparando con aquellos  tiempos,  las  diferencias con las marchas y protestas que hemos visto ahora son muy grandes. Por cualquier motivo que fuera las marchas de protesta eran pacíficas. Se hacían por la carrera 7ª hacia la plaza de Bolívar partiendo de la Universidad Nacional, de la Universidad Pedagógica o de otros lugares, con estandartes y pancartas alusivos a los motivos que las impulsaban. La  presencia de la Policía era  en las esquinas de las calles. Como el vandalismo de los marchantes no existía, los negocios se mantenían  abiertos al público y la gente se aglomeraba en los andenes o balcones de las casas a aplaudir o a curiosear las marchas. Recuerdo  que único caso de enfrentamiento con la Policía fue cuando una delegación de estudiantes quiso entrar al periódico El Tiempo en la  séptima con la Avenida Jiménez de Quezada a pedirle a sus directivos que apoyaran las exigencias de los estudiantes al negarse los porteros a permitirles entrar. La Policía de inmediato rodeo el edificio del periódico ocasionando un choque de gritos y puños que fue resuelto cuando el director de este medio de información, accedió a recibirlos.

El otro caso, de choque con la Policía, fue cuando entre los objetivos de una de las marchas estaba la toma de la plaza de toros. Cuando nos acercamos, una buena cantidad de policías protegía la entrada y se inició un enfrentamiento verbal que terminó en el momento en que el administrador de esta plaza autorizó la entrada en donde por una hora, sin causar daños al lugar, se pronunciaron discursos y arengas. Luego salimos de ahí a marchar por la séptima hasta la plaza de Bolívar. Recuerdo que en los siguientes días casi siempre se formalizaba el diálogo con los ministros del gobierno.

El hecho concreto de esos tiempos era que en las marchas no se utilizaba la violencia contra los policías ni el vandalismo contra los bienes públicos y  privados como lamentablemente sucede ahora,  como tampoco la agresión a veces mortal de los policías contra los marchantes. Tampoco se hacían los bloqueos de las vías que tanto afectan la economía nacional y en detrimento de los derechos de los colombianos, como lo reconoció la CIDH. Aquellos eran los tiempos que desde la primaria los estudiantes recibíamos formación en educación cívica y urbanidad, que ahora no existe y es el origen del descontrol social de la juventud.