Cada vez estamos más convencidos de que las criptomonedas y los NTF (tokens no fungibles) se convertirán en el futuro de nuestras transacciones, no solo a nivel macroeconómico, sino a nivel rutinario. Agilidad, rapidez, fluidez del mercado…, pero lo que se plantea como ventajas gira en torno a un gran damnificado: el medio ambiente. Pero, para solucionarlo, surgen iniciativas como las del NFT solidario. Aquí te contamos más sobre este interesante punto de vista del metaverso financiero.
Las criptomonedas: una visita instalada para quedarse
El fenómeno de las criptomonedas no es nuevo: hace ya casi 10 años que llegaron a nuestra vida y, desde entonces, no han parado de crecer y de desarrollarse. Tanta es la popularidad que han alcanzado, que sus más fervientes defensores sostienen que llegarán a desbancar a los bancos tradicionales y los hará desaparecer.
Desaparezcan o no, lo cierto es que las criptomonedas son el futuro de la economía, y ofrecen servicios a miles de usuarios, y han popularizado sus servicios a gran escala. Pagar con criptomonedas ofrece prácticamente las mismas ventajas que las del pago electrónico virtual: agilidad, rapidez, sencillez y una volatilidad de la moneda que aporta facilidad para desplazarla y que no presenta otro formato. La realidad es que, de un modo u otro, afectan al sistema financiero.
Pero ¿solo afectan al sistema financiero?
Los contra del mundo cripto
Si nos paramos a pensar en la repercusión que pueden tener las criptomonedas en el medio ambiente, quizá la primera respuesta que instantáneamente nos proyecte sea la de poco impacto. No hay impresión de billetes físicos, no se talan árboles ni se funden metales para hacer monedas, pues todo es virtual. Pero, tristemente, esta no es la realidad.
Las ventajas que nos ofrece el uso del dinero virtual se equiparan a las desventajas que producen directamente sobre el calentamiento global: su elaboración influye enormemente en el aumento de la temperatura del planeta. ¿Cómo es posible?
Técnicamente, hablamos del proceso de “minar”. Minar es verificar, de manera automática, cada una de las transacciones que se hacen mediante criptodivisas. El encargado de realizar este proceso no es uno, sino millones de ordenadores. Estos potentes equipos están encendidos durante muchas horas, días completos sin parar, ejecutando el proceso de verificación, con el consecuente impacto energético que produce el consumo constante de estos equipos.
Para buscar soluciones que no impliquen vetar por completo la utilización de las criptomonedas en aras de cuidar el planeta, surgen grandes iniciativas para, cuanto menos, hacer un efecto boomerang a favor de las agencias que se encargan de cuidar el medioambiente. Este es el caso del líder industrial David Faraco Heredia.
Destinar beneficios a ONG pro naturaleza: el mejor plan
Se trata de una idea basada en el uso de los beneficios para contrarrestar los efectos negativos en inversiones que ayuden al beneficio del planeta. De este modo, David Faraco Heredia protege a la naturaleza mediante Aquarius, fusionándola con el mundo cripto.
Este planteamiento se materializa en las alianzas que Aquarius ha hecho con diferentes ONG, protectoras de animales, playas y, en suma, organizaciones centradas en la recuperación del medio ambiente. Así, Aquarius donará parte de las ganancias de los NTF que cree a estas organizaciones. A más lucro por parte de aquellos, más dinero obtenido por las ONG a destinar para reparar los posibles daños.
Un plan que, si bien creado ad hoc, es un excelente ejemplo a seguir para todas las empresas que apuestan por el futuro, pero que, como efecto secundario, suponen un perjuicio a la naturaleza, aunque sea a largo plazo.