Un hombre convaleciente de una reciente cirugía y en sillas de ruedas fue asesinado junto con su hijo cuando se encontraban en la humilde vivienda, en un sector subnormal en el norte de Neiva.
El doble homicidio ocurrió ayer hacia las 10:00 de la mañana en el asentamiento Villa Marinela, en el sector de la Comuna Dos de la capital huilense, donde vivían desde hace dos meses cuidando un lote.
Las víctimas, Arturo Gutiérrez y su hijo Fabio Gutiérrez, fueron sorprendidos por los asesinos que llegaron a pie hasta la casa construida en tablas, tejas de zinc y plástico. “Vi tres personas a pie que subían y bajaban, después estuvieron hablando con dos que llegaron en una moto de color negro. No son de aquí”, dijo un habitante del sector.
Arturo, de aproximadamente 60 años, fue asesinado de dos certeras puñaladas en el cuello y abdomen; mientras que Fabio, de 26 años, fue ultimado de un tiro de gracia en la cabeza. “Eran personas sanas, no se metían con nadie”, manifestó un allegado a la familia.
Las víctimas fueron descubiertas por un nieto de Arturo, quien alertado por el sonido del disparo, se paró en el barranco, bajó la mirada hacia la casa de sus familiares y vio uno de los cuerpos. “Mi hijo escuchó el tiro, se asomó y vio al abuelito en el suelo”, relató el yerno del hombre.
De inmediato el menor corrió en busca de familiares y vecinos para informar lo que sucedió y al bajar a la humilde casa encontraron los cuerpos de padre e hijo sin vida. “A mi tío lo mataron adentro, a mi abuelo en la puerta”, manifestó el adolescente.
Los vecinos de las víctimas creen que el doble crimen es en retaliación porque no dejaron que invadieran el terreno. “A la dueña del lote estaban que le invadían, ella contrató al señor y el hijo para que le cuidaran el lote”, dijo una líder comunal del sector.
Recién operado
Allegados a las víctimas manifestaron que Arturo se encontraba convaleciente tras una reciente intervención de próstata que le practicaron. “Sufría de los pulmones y una úlcera, no podía caminar, tenían que moverlo alzado, estaba en silla de ruedas. Estaba como un niño”, manifestó el yerno.
Recordó que su suegro había llegado hace dos meses a la capital huilense desde el municipio de Funza (Cundinamarca), donde residía hace varios años. “Estuvo para morirse, lo trajeron para Neiva, lo tuve viviendo en mi casa”.
Añadió que Fabio “era un muchacho sano”, quien trabajaba con él en la vigilancia en el conjunto residencial Los Cipreses.