Un grupo de lectores apasionados por la centenaria novela La vorágine, una de las principales obras de la literatura colombiana, creó el primer juego de mesa en homenaje a este legado del autor huilense José Eustasio Rivera.
En el marco del centenario de la publicación de la novela La vorágine y con el fin de ofrecer una herramienta didáctica que incentive la lectura de la obra literaria, un grupo de ciudadanos ideó y creó el primer juego en homenaje a este legado del autor huilense José Eustasio Rivera.
Cuatro figuras hechas a mano que representan los personajes de Alicia, Arturo, Clemente y Ramiro a cuyas personalidades se les ha asociado un animal de la selva; un tablero que simboliza el camino laberíntico de la selva y decenas de tarjetas que recuerdan los obstáculos a los que se ven expuestos durante su odisea por la selva amazónica, ofrecen una experiencia inmersiva a los jugadores, quienes están Atrapados en la selva, al igual que los protagonistas de la historia.
Imagina que te encuentres en medio de la espesa vegetación, “eres víctima de un estado de catalepsia y sientes que el cuerpo se te adormece como si estuvieras muerto”, ¿Cómo enfrentarías esta situación?
Ese sentimiento de incertidumbre es el que ha querido recrear Ximena Díaz, y contó con la curaduría de Nicolás Carvajal y César Gutiérrez.
Gutiérrez aclara que “no se trata solo de un juego en el que se recrean las implacables condiciones de la selva, su geografía misteriosa, su fauna o su flora, sino que también ofrece una experiencia inmersiva dominada por los códigos y las lógicas propias de la novela. Allí se explora esa otra vorágine desatada por el ser humano gracias a su ambición por el oro vegetal que representa el caucho, por lo cual intenta someter a la naturaleza por medio de dinámicas extractivistas y colonizadoras”.
En esa misma línea, Díaz apuntó que estas características hacen que el juego sea “ante todo, un recurso potente que permitirá, a quienes se aventuren en las casillas de este, un acercamiento a la historia de la novela, a vivirla, a sufrirla, o a desaparecer en el intento, dejando tras de sí tan solo “ruido y desolación””.
Finalmente para Carvajal, esta apuesta “posibilita, en el lenguaje de lo simbólico y en el campo de lo lúdico, una forma distinta de experimentar la odisea que viven sus personajes, quienes, sometidos por el azar, deben padecer el destino forjado con sus propias decisiones”.
Todas las piezas que incluye el juego fueron realizadas artesanalmente; su tablero, fichas y personajes son fruto del trabajo y creatividad de los creadores./Fotos: LA NACIÓN.
Estos son los personajes, hechos a mano e inspirados en las estatuas de la cultura agustiniana y sus máscaras simbolizan la personalidad de los protagonistas asociadas a animales de la selva amazónica.
Además de los personajes, incluye 50 tarjetas, un dado, 50 bolas de caucho, entre otros.
Puesta en escena del primer juego de mesa de la novela La vorágine.