Germán Palomo García
Hoy culmina el viaje del presidente Duque por la República Popular China en un intento por reducir el enorme déficit comercial con esa potencia, algo imposible ahora aunque sí se pueden aumentar las exportaciones colombianas, especialmente agrícolas (café, aguacate Hass, carne, entre los más importantes) pero resultará menos difícil promover la inversión china en nuestro país y aumentar las visitas de chinos a Colombia atrayéndolos a nuestros destinos turísticos. Sin embargo, no podemos dejarnos llevar por el tamaño del mercado, que es gigantesco, y menos olvidarnos de que los chinos son los mayores exportadores del mundo por lo que son grandes negociadores y aunque siguen siendo comunistas como los rusos, han avanzado en su desarrollo económico abriéndose a los negocios haciendo a un lado su ortodoxia que la aplican en otros aspectos. Se que estamos en otra época (40 años adelante) pero quiero compartir con mis lectores una experiencia similar vivida en la antigua Unión Soviética, hoy Rusia. Colombia había definido adquirir los equipos para la hidroeléctrica de Urrá y el gobierno de entonces (Turbay Ayala) exigió como compensación la adquisición de productos colombianos que permitieran aumentar las exportaciones de café, carne y banano. Ya hacía varios años, la Federación Nacional de Cafeteros había intentado llegar a ese mercado sin éxito. La razón: los soviéticos compraban a quien le compraran y en el caso del café lo adquirían de la India, de mala calidad pero todas las plantas de fosfatos de la India había sido construidas por la Unión Soviética. Con la carne se logró el único éxito de la colocación de un producto colombiano a través de estas negociaciones. Pero no fuimos capaces de cumplir con el contrato de 10.000 toneladas de carne a pesar de que los Soviéticos facilitaron el transporte desviando un buque que venía de Argentina “recogiendo” las compras de carne de esos países por lo que su capacidad exigida era de mínimo 30.000 toneladas. Finalmente, solo les vendimos 1.800 toneladas. Como dijo el embajador Plazas Alcid, “no alcanzó ni para un desayuno en Moscú”. Ayer leí que esperaban lograr un vuelo directo de Beijín o Shanghái a Bogotá. Eso no les atrae porque tienen muchas opciones de desplazamientos transcontinentales así no sean directos. Igual pasó con los soviéticos. Siguen llegando solo hasta Lima como siempre. Finalmente, les vendimos Banano desbancando a Chiquita Banana. Esta experiencia la quise compartir porque me pareció (aunque no me olvido que han pasado 40 años) que podemos llegar a lo mismo y a lo mejor se pierde la opción que es traer tecnología y recursos ya que los chinos están muy ansiosos de llegar más cerca de Trump.