La Nación
Baño de sangre 1 19 abril, 2024
EDITORIAL

Baño de sangre

Tristemente, el municipio de Algeciras se desangra. La masacre de 9 personas registrada ayer en esta población del oriente del departamento del Huila representa un acto de barbarie extremo que está conectado al espiral de violencia histórica que ha perseguido a los algecireños.

Lo de ayer fue demencial. Sujetos fuertemente armados incursionaron en la vereda Quebradón Sur, en el mismo predio en donde en julio del año pasado se perpetró una masacre que dejó cuatro muertos y dos heridos, y dispararon a sangre fría contra los moradores: jornaleros, en su mayoría, que habían llegado a la región a recoger café. El saldo: 9 vidas cercenadas de un solo tajo.

Ya son tres las masacres que se registran en Algeciras en menos de un año y que están relacionadas con una guerra sin cuartel que libran estructuras ilegalmente armadas en esta región. A este panorama se suma la ola de asesinatos de líderes sociales y los casos de desplazamientos forzados que durante el 2020 han afectado a este municipio de gran vocación agrícola.

Si bien no se pueden desconocer los esfuerzos que desde el plano militar han hecho las autoridades para contener la escalada de violencia, algo está pasando o fallando, o algo están dejando pasar por alto no sólo las Fuerzas Militares o de Policía sino el Gobierno Nacional con todo su andamiaje institucional, la Administración Departamental, la Alcaldía Municipal, los organismos defensores de derechos humanos, entre otros.

Duele que Algeciras se desangre de esta manera ante la mirada impávida de todos los huilenses. Cada vez que ocurre un hecho de violencia se afecta de manera grave a toda una región.

Algeciras necesita mucho más que consejos de seguridad. Llegó la hora de atender integralmente a este municipio. Una de las mejores maneras de darle tranquilidad a la región es comenzar por dar con el paradero de los responsables de la horrorosa masacre de ayer y ponerlos a buen recaudo de la Justicia.