Un grafiti no se hace para poner “bonita” o “fea” a una ciudad. No. Es un medio facilitador para desatar la libertad de expresión que por otros medios no se puede hacer. Que sea “bonito” o “feo”, es otra discusión. La Alcaldía de Medellín decidió borrar grafitis que consideraban “feos para la ciudad”. Pero, selectivamente, decidieron borrar los que se relacionaban con el estallido social del 2020, y con los desaparecidos por la Operación Orión del 2002 que, al parecer, sus restos están siendo encontrados en una zona llamada La Escombrera.
Entonces, borraron el de “Nos están matando”, alusivo al estallido social. De nuevo, un colectivo de artistas pintó uno que decía “Las cuchas tenían razón”, haciendo relación a que las mamás de desaparecidos aseguraban que sus hijos estaban enterrados en La Escombrera, y ese también fue borrado. Al alcalde también le reclaman por no borrar el mural de Pablo Escobar que hicieron hace años en homenaje a ese mafioso, por haber construido el barrio donde está ese mural. Sin duda, hay una clara intención, no solo del alcalde de Medellín, sino del sector político de derecha, de ocultar lo que los avergüenza: la violencia que ellos mismos desataron y ejercieron en personas que por ningún motivo debieron morir así.
Reclamar que haya verdad, justicia, reparación y no repetición, por los hechos violentos que ocurrieron durante el estallido social o en el marco de la Operación Orión, que se desarrolló en la comuna 13 de Medellín, siendo presidente Álvaro Uribe, es un reclamo que es legal y legítimo por cualquier medio, así sea mediante grafitis. Y eso, por supuesto, es un ejercicio claro y directo del derecho fundamental a la libertad de expresión consagrado en la Constitución.
Lo que ha hecho la Alcaldía de Medellín es, rotundamente, una acción de censura contra la libertad de expresión de quienes todavía reclaman la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, en unos hechos que sus familias sufrieron. El alcalde de Medellín debe saber, como lo debe saber un mandatario de cualquier orden, que está en el deber de respetar y garantizar la libertad de expresión, aunque no esté de acuerdo con lo que se expresa. Punto.
Y miren la posición de la prensa, esa que es militante ideológica de la derecha en este país: no dicen que eso es ¡censura! No. Lo que dicen es que se trata de una “controversia”. ¿Se imaginan si eso lo hace un mandatario progresista? Gritarían que es ¡censura! Borrar grafitis sobre desaparecidos, es desaparecerlos de nuevo.