Carmenza Plaza Ramos tenía tan solo 9 años cuando lentamente sus piernas empezaron a dejar de funcionar. Ahora tiene 25, ya son 16 años luchando contra la distrofia muscular. Su hermana Mónica tiene 21 años y padece la misma discapacidad, cuando era una niña la enfermedad le esfumó las fuerzas en sus piernas y le quitó las posibilidades de correr, moverse hacia sus ideales.
“Al principio fue muy difícil porque antes cuando caminaba podíamos salir, ahora nos toca quedarnos todo el día en la casa, sentadas, porque no podemos movilizarnos por si solas”; manifiesta Carmenza.
Los días han sido tan duros para estas dos jóvenes que a veces entran en una gran depresión.
Pero en la familia Plaza Ramos ellas no son las únicas, Sergio, el menor de los hermanos también depende de una silla de ruedas para movilizarse por cuenta de esta misma patología. El adolescente estudia cuarto de primaria en la Institución Educativa de Pacarní.
Los tres, dependen de su hermano Juan David quien los lleva al baño para asearse y transportarlos hacia cualquier lugar. Él tiene claro que es una bendición ayudarles a sus hermanos. “Dios me ha de recompensar más adelante”, dice el adolescente quien se encarga todos los días de empujar la silla de su hermano Sergio hacia la escuela. Sin embargo Juan David, espera que alguien les done una silla con autonomía para que su hermano pueda movilizarse por sus propios medios hasta el centro educativo. “En la casa, yo lo saco de la cama, lo llevo al baño, después a la ducha, luego se cepilla, desayuna y lo traigo para el colegio”, menciona.
Pero ahí no llega la situación de esta familia. Luis, el mayor de los hermanos también padece de distrofia muscular, y lucha para que sus piernas no se paralicen, pasa horas de pie e incluso los arrastra con tal de seguir caminando, como una terapia que lo mantiene con motivación en la vida. La distrofia muscular alcanzó a Luis cuando tenía 11 años. “Empecé a caminar empinado y ya uno va perdiendo la fuerza, va perdiendo los músculos. Me he caído y me escalabro o pierdo los dientes porque cuando pienso en meter las manos ya estoy en el suelo”.
Se gasta 25 minutos para recorrer una cuadra, y en su mente está la fe puesta de que Dios algún día lo va a sanar de esta dramática patología.
En la pobreza económica
Hay días que esta familia no tiene ni para desayunar. “No hay recursos para pagar una terapeuta. No hemos tenido el apoyo de la Alcaldía”, dice Juan de Dios Plaza, el padre de la familia, a quien por su edad ya no le dan un trabajo para devengar el sustento diario. Su esposa falleció hace 9 años, cuando una colmena de abejas los atacaron y su cuerpo no soportó las decenas de picaduras.
Lo que más le duele es lo duro que es la vida con sus hijos quienes no pueden valerse por sí mismos y piensa quién se hará cargo de ellos cuando él falte.
Mónica y Carmenza terminaron el bachillerato pero no tienen dinero para estudiar en una universidad. Ambas tienen el sueño de que alguna le done una beca para estudiar a distancia psicología y poder superarse. Tampoco tienen un computador e internet gratis para el acceso a la información y cumplir académicamente, ni siquiera poseen un televisor en su humilde hogar.
Lluvia de donaciones
Luego de que el canal regional NTV Noticias mostrara la situación dramática de esta familia, diferentes entidades, instituciones y la misma comunidad, colocaron los ojos en sus necesidades y decidieron aportarles un grano de arena.
Las donaciones de dieron ayer en la vivienda de los Plazas Ramos en Pacarní. La Novena Brigada del Ejército donó un mercado que les alcanzará al menos para tres semanas.
La Clínica Uros les envió un televisor, del que carecían los hermanos desde hace unos 20 años. Y el TV Cable del corregimiento de Pacarní regalarles a partir de ayer el servicio para que los 4 afectados por distrofia muscular tengan televisión sin pagar.
Por su parte la Secretaría de Salud envió a dos expertos en terapias psicológica y física para que los atiendan y ayudan a rehabilitarlos. La propuesta es hacerles una terapia semanal en la piscina municipal de Tesalia. El problema es el transporte de los 4 discapacitados desde su vivienda hasta ese sitio. Por los que se ahora se necesita que alguien done el transporte ida y regreso para estos cuatro jóvenes.
Aunque son significativas todas estas ayudas para la familia Plaza, y ellos agradecen los actos de bondad, piden que luego no los olviden.
