La Nación
Cadena perpetua para proteger a nuestros niños 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cadena perpetua para proteger a nuestros niños

Jorge Andrés Géchem

 

El Senado de la República aprobó esta semana en último debate, con 76 votos a favor y 0 en contra, la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños en colombia. Decisión acertada que permite defender y cuidar a nuestros niños, sus derechos y su vida. Así mismo, protege la familia, la sociedad y contribuirá a evitar más violencia en el futuro.

Es momento de hacer un reconocimiento a una lucha de más de trece (13) años que inició Gilma Jiménez desde el Concejo de Bogotá y posteriormente como senadora de la República hasta cuando llegó su lamentable fallecimiento. Lucha que continúo con vehemencia y perseverancia su hija Johana y que por fin se convierte en una realidad.

Este acto legislativo que reforma el art. 34 de nuestra Constitución Política, igualmente ayudará a garantizar el cumplimiento del art. 44 de la carta magna, encaminado a los derechos fundamentales de los niños, entre ellos la vida, integridad física, salud y la seguridad social. Igualmente, en concordancia con el mismo artículo, hay que recordar que la familia, la sociedad y el estado tienen la obligación de proteger al niño para su desarrollo armónico e integral.

Esta cadena perpetua no es un simple populismo punitivo ni una medida demasiado drástica. Es importante resaltar que como lo señala nuestra Constitución “los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás.” Y esta medida que brinda una condena ejemplarizante para todo aquel que le dañe la alegría e inocencia a un niño, lejos de un mero populismo, tendrá también un impacto positivo en el núcleo de la sociedad a corto, mediano y largo plazo.

Esta decisión acertada, protege a los niños buscando alejar para siempre a quienes les hacen daño, y robusteciendo un factor de disuasión para la prevención del mal. Protege a la familia porque el daño a un niño es un daño a todo su entorno, es un dolor insuperable a toda su familia. Quien tiene la bendición de ser madre o padre, su prioridad ya no es su propia vida, es el bienestar de su hijo y duele más cualquier daño que le hagan a un hijo que alguno por grave que sea contra él mismo. Ahora bien, cuidar y construir una mejor sociedad requiere la protección plena de la familia, que es su núcleo.

No podemos ocultar que las consecuencias de un asesinato o una violación son de por vida, no se olvidan, no se superan fácilmente, lo que repercute en el desarrollo armónico e integral de un niño y de una familia y se convierten en parteras de nuevas violencias. Por tal motivo, combatirlos y castigarlos sin ambagues puede ayudar a evitar actos de violencia en el futuro. Ojalá desde su entrada en vigencia, las cifras ratifiquen la importancia de esta reforma. Finalmente, más que un acto legislativo, lo fundamental es la conciencia y el compromiso de todos para siempre defender la vida y especialmente desde el día a día y con coherencia proteger a nuestros niños, dándoles amor, guiándolos correctamente y nunca con mal trato.