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Caguán: soplan vientos de paz

Con cerca de dos mil habitantes que llenaban la plaza de San Vicente del Caguán Con cerca de dos mil habitantes que llenaban la plaza de San Vicente del Caguán, inició la conmemoración de los diez años del fin del despeje, de manera simbólica con una pareja de niños que  bailaron el yariseño, danza típica de la región. Para después, se dejaron los himnos marciales de Colombia, del Caquetá y del municipio. Esta vez no estaban los ministros, ex presidentes, el Presidente o el representante del tesoro de los Estados Unidos y todos quienes hace una década querían tomarse la foto. Ahora, presidiendo como autoridad local, estaba el alcalde popular, Domingo Pérez, acompañado del gobernador, la senadora Gloria Inés Ramírez y el defensor del pueblo. En el escenario los pobladores, que durante estos diez años se quedaron para pintar su propia fotografía, un plan de desarrollo participativo, diagnosticado y construido por la propia comunidad que propone defender la tierra y el territorio, en una región donde la implementación  del plan de consolidación, con sus grandes recursos, amenaza sustituir la autoridad civil por la militar. En tanto, más de sesenta carrotanques transitan diariamente por la carretera, trasladando el crudo explotado por la multinacional Emerald, con licencias y permisos otorgados rápidamente por el ejecutivo, mientras los colonos y campesinos esperan desde hace cincuenta años sus títulos de propiedad sobre la tierra. El presidente de la república, no llegó, seguramente con la intención de deslustrar el evento y prefirió hacer su propio acto al día siguiente. El Consejo de Ministros realizado en San Vicente y el anuncio del presidente de grandes inversiones, se constituyen sin duda, en un logro de esta comunidad, que a fuerza de buscar la paz, se le ha marginado y se le ve como sospechosa. Probablemente el viaje presidencial significará un paso del ejecutivo, más que por mejorar las condiciones de sus pobladores, por avanzar en la necesaria tramitación pacífica del conflicto armado interno. Entre tanto, el último pronunciamiento de las Farc en el cual proscriben las retenciones, derogando la parte pertinente de su ley 002 del 2000, constituye un punto de inflexión histórica en la dinámica del conflicto y un camino cada vez más despejado hacia la construcción de la paz que reclamamos la mayoría de los colombianos, quienes también esperamos por parte del gobierno una respuesta adecuada, sin bravuconadas y triunfalismos inútiles, que tanto daño le han hecho al país. Si es cierto que en el bolsillo del gobierno están las llaves de la paz, es horade que las vayan sacando, antes de que los “atizadores de la guerra” la hagan perdediza y sigamos contando muertos, a la espera de una jamás lograda victoria militar de las partes.