La Nación
OPINIÓN

Cambalache

En uno de sus textos escribió Nicolás Maquiavelo: “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.”  Pues bien, habida cuenta de los últimos acontecimientos políticos en el Huila la sentencia de Maquiavelo podría reescribirse así: “Pocos ven lo que aparentamos, pero todos ven lo que somos.”
 
En la Convención Liberal realizada en Neiva en febrero de este año se proclamó como candidato único de ese Partido a la gobernación del Huila al Doctor Julio Enrique Ortiz Cuenca, diplomático, profesor universitario y una de las figuras políticas más reconocidas en el Departamento por ser expresión de los últimos liberales con vocación social que aún nos quedan. Pero pronto empezaron los rumores según los cuales su nombre sería cambiado por el de otro candidato perteneciente a la colectividad conservadora. Hoy los rumores están confirmados: el Partido Liberal renunció a tener candidato propio a la gobernación y dio su aval al candidato conservador. Y todo a espaldas del pueblo liberal que ha sido desconocido e irrespetado por el senador Villalba, al igual que ha sido también desconocido e irrespetado el Doctor Julio Enrique Ortiz.
 
Ahora las cosas están claras: sólo unos pocos despistados siguen creyendo en las apariencias democráticas del villalbismo, pero todo el pueblo del Huila está viendo su esencia, lo que realmente es, un sanedrín en donde impera la traición a la palabra empeñada con el propósito de continuar disfrutando de las mieles del poder en cuerpo ajeno. Un ejemplo más de la manguala bipartidista que no duda en sacrificar a uno de sus hombres más elocuentes y respetados a fin de satisfacer apetitos burocráticos y económicos que sólo benefician a los reducidos círculos del poder, mientras el pueblo huilense sigue atado por las cadenas de la miseria, la pobreza, la desigualdad, la corrupción y el desempleo, y asiste al espectáculo vergonzoso del regalo de los recursos naturales del Departamento a empresas multinacionales avaladas por el uribismo, el gobierno de Santos y el arrodillamiento de la manguala bipartidista regional.
 
Dicho en otros términos convirtieron a la política regional en un Cambalache, como el nombre del tango de Enrique Santos Discépolo, algunos de cuyos versos dicen:

“Hoy resulta que es lo mismo
Ser derecho que traidor
Ignorante, sabio o chorro
Generoso o estafador.
 
Todo es igual
Nada es mejor lo mismo un burro
Que un gran profesor.”

Doctor Julio Enrique terminamos esta columna manifestándole nuestro respeto y solidaridad. Conocedores de su espíritu luchador queremos dedicarle estas palabras de Florentino Ariza en El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez: “…finalmente he descubierto que es la vida y no la muerte la que no tiene límites.”