La Nación
Cambio de rumbo 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cambio de rumbo

Jorge Fernando Perdomo

El Presidente electo Gustavo Petro, expresó en su discurso que “el cambio consiste en dejar el odio atrás”.
Después de una campaña precedida por una polarización inédita, que convocó a casi 22 millones de personas a las urnas, donde casi todos los electores nos vimos arrastrados por esa espiral de odios y ofensas en las redes, Colombia protagonizó un giro histórico al elegir por primera vez un presidente de izquierda con el 50.44% de los votos, pero queda profundamente fragmentada y por eso el llamado de Petro contiene un significativo mensaje para sanar heridas y poder identificarnos en temas fundamentales, sacar el país adelante construyendo una sociedad mas igualitaria y mas incluyente.
No se trata de buscar unanimismo pues una oposición fuerte y reflexiva fortalece la democracia, pero a pesar de nuestros temores y sentimientos de frustración, no podemos ser tan torpes de apostarle al fracaso, cuando esa situación conduciría al deterioro del país y las consecuencias las padeceremos los 50 millones de habitantes.
Claro, todo dependerá de la realidad con que el nuevo Presidente actúe e implemente su programa de gobierno, respetando las instituciones, sin caer en las tentaciones totalitarias de la vecindad y que la metamorfosis expuesta en sus últimos meses de campaña y su actitud frente a temas tan sensibles no conduzcan al país por el despeñadero, como era la preocupación de la otra mitad de Colombianos que concurrimos a las urnas. Resulta lógico entender que su propuesta de contenido social que caló en la población relegada “de los nadies”, reflejada en 22 millones de personas en pobreza y 7 millones en pobreza extrema, será una prioridad y que el combate a la corrupción que ha estigmatizado a la clase política gobernante y privilegiada en el manejo de los recursos públicos, sea una necesidad urgente.
Al haber logrado vencer el paradigma de su radicalización, que fue lo que generó el miedo en ocasiones anteriores, pues cuando de siembran vientos generalmente se recogen tempestades, Petro logró llevar a sus campaña la dirigencia de fuerzas políticas tradicionales, lo que daría a pensar que se movería con mas cautela en la toma de medidas para implementar los cambios propuestos. Sin embargo hay quienes advierten del temperamento del nuevo Presidente, proclive a no aceptar “esos frenos de mano” que terminaría regresándolo a su esencia y radicalizando su accionar en la adopción de las propuestas que han preocupado a la otra Colombia y muchos de sus mismos seguidores, como la reforma al sistema de pensiones y de salud, la emisión por parte del banco de la república para financiar gasto público, la política petrolera, la protección de la propiedad privada.
Petro tiene un mandato popular, que no por precario en su margen lo merma en su capacidad de gobernar y transformar este país. Esa es la democracia.