La Nación
Cambios abismales 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cambios abismales

Piero Emmanuel Silva Arce

Era sábado por la tarde y decidí salir a comprar algunas cosas en uno de los principales centros comerciales de la ciudad de Neiva. Al llegar, la forma de ingreso había cambiado, exigían mostrar el documento de identidad, tomaban la temperatura y anotaban los datos personales en una lista. Al ingresar, las señalizaciones habían aumentado, los caminos eran demarcados de tal manera que las personas se mantuvieran lo más lejos posible entre sí. Durante el recorrido hasta la tienda, el panorama se fue tornando desolador, pasos rápidos advertían desconfianza y miedo. En la entrada de aquel lugar se repetía el protocolo: toma de temperatura, cédula, distancia.

Al interior del establecimiento, los objetos habían sido cambiados de lugar; quizá las alteraciones en los hábitos de consumo durante el confinamiento ocasionado por la pandemia COVID-19 generaron esta nueva disposición. Después de hacer una compra rápida, salí y otra vez seguí la ruta demarcada hasta la salida donde compré un helado que no me pude comer ahí por la prohibición de un guardia de seguridad. La vigilancia ante cada movimiento se ha intensificado y las disposiciones de los entornos daban esa sensación.

Ante el panorama general en aquel centro comercial, es claro que nos encontramos en un momento donde ciertos rasgos sociales autoritarios pueden irse naturalizando paulatinamente. Se está ante el peligro de que el individualismo aumente; los lazos comunitarios, ya fragmentados por unas estructuras sociales violentas y desiguales, se pueden debilitar más debido a las lógicas de aislamiento prolongado y protocolos de bioseguridad. Las disposiciones disciplinarias, aumentan los sistemas de vigilancia y de control social, no solo por parte de las instituciones sino entre las mismas personas. Las miradas de desconfianza y miedo generan desasosiego.

Es peligroso que, ante estas nuevas disposiciones, las lógicas de vigilancia se sobrepongan a los problemas fundamentales. Si los entramados comunitarios se siguen debilitando, cada vez va a ser más difícil cuestionar un modelo económico voraz con la naturaleza y que acumula capital para unos pocos, un sistema de salud precario, una educación privatizada y poco cercana a los problemas contemporáneos, un Estado que, en lugar de ofrecer bienestar, otorga autoritarismo y corrupción. Estos problemas sociales no se solucionan reabriendo el comercio, las políticas en general deberían girar hacia otros sentidos, quizá ya establecidos. Bastaría con comenzar a materializar la Constitución Política para enderezar un rumbo que se asoma al abismo.

Investigador del grupo Estudios Políticos