Rodolfo Valderrama
Grave y vergonzoso lo que ha venido ocurriendo en los debates con los aspirantes a la primera magistratura, es tal su torpeza porque no entienden que cuando se cita a un debate es para dilucidar sobre cierto tema, para enriquecimiento mutuo y de la audiencia, y si es del caso concluir en propuestas, no se trata de un proceso judicial con cargos y descargos. Lamentable que gran parte del tiempo se dedique a ofensas personales, acusaciones sobre ilícitos del contrincante y otras recriminaciones, y no se aborden o se traten de manera superficial los grandes problemas como la tortuosa deuda externa, el desempleo, la inseguridad, el reto de enfrentar la inminente carestía por el conflicto en Ucrania, problema de por sí crítico dada la errática política oficial sobre salarios-producción-precios. A nuestros graves problemas de violencia, le agregamos la agresiva pugna entre aspirantes a la presidencia; recordemos la violencia liberal-conservadora de las décadas de 1940 y 1950, inducida por discursos de odio de los jefes políticos, que según estimativos produjo alrededor de 300 mil víctimas. Ojalá los últimos acontecimientos no contribuyan al agravamiento de la polarización.
Afortunadamente ya terminó la fase de precandidatos presidenciales en la cual además de las conocidas rencillas, se agregan las exiguas propuestas para responder a nuestros graves problemas. El Equipo Colombia de esencia uribista no puede ofrecer medidas diferentes a la ortodoxia política y socio-económica, cambia el nombre de las estrategias para seguir engañando pero en la práctica es el mismo modelo de desarrollo, causante de la creciente crisis que padecen las mayorías; el Pacto Histórico si bien tiene planteamientos interesantes especialmente sobre medio ambiente, está contaminado de propuestas tradicionales sobre asistencialismo y desarrollismo; la coalición Centro-Esperanza nada que ver, Fajardo sigue obsesionado con la educación, pero no avanza, no entiende que sin conectar la educación con reales oportunidades laborales, el resultado es la frustración.
Lamentable que Petro no tenga claridad sobre la problemática de la salud y las pensiones, de ahí su desacierto en los planteamientos al menos en principio. Ojalá que Fajardo y Petro reflexionen sobre las propuestas, se asesoren, reconozcan fallas y mejoren sus ofertas en especial con promesas novedosas para solucionar el principal problema nacional, la alarmante desocupación e informalidad, que continúa en ascenso y que incide en la creciente inequidad, pobreza, delincuencia, falta de recursos para seguridad social y otros aspectos básicos para nuestro desarrollo; es razonable mantener el asistencialismo (Auxilios varios) y el desarrollismo (Estímulo empresarial y emprenderismo) como complemento, no como única opción contra inequidad y desempleo, de lo contrario debemos resignarnos a seguir padeciendo las mismas políticas causantes de la grave corrupción y la tragedia que afecta nuestro pueblo.