Hoy en las montañas que se erigen alrededor de Algeciras, municipio del Huila, enclavado en uno de los ramales de la Cordillera Oriental y entre los valles de Miraflores con el del Magdalena, se avistan a lo lejos los frutos maduros que emanan de los arbustos de café y que, como es natural, dan señas que la primera cosecha del año ha iniciado.
Parte de ese paisaje donde contrastan el verde de las hojas de las plantas con los granos de color rojo intenso y el cielo azul, pertenece a 289 familias que hacen parte del Grupo Asociativo de Cafeteros Villalíbano, quienes a la fecha tienen sembradas 654 hectáreas de estos arbustos y producen hasta 150 toneladas de café pergamino al año.
Inicios
Sin embargo, esta historia de prosperidad es relativamente nueva y empezó a contarse en 2001, cuando pocas familias decidieron sustituir la amapola, en la cual basaban su economía.
“El cultivo de la amapola estuvo de moda, pero unos no queríamos eso, porque nos perjudicaba las fuentes hídricas, el medio ambiente, de tal forma que llegó un recurso del antiguo Plante, se reunieron 20 socios y conformaron la asociación”, recuerda Carlos Polo Cortés, representante legal del Grupo Asociativo de Cafeteros Villalíbano.
Así, con paciencia, dando ejemplo a los demás productores, que sí se podía hacer tránsito a otro tipo de alternativas y gestionando apoyos, empezaron a crecer y a soñar para quesu delicioso café se sirva en tazas de todo el mundo.
Garantías de comercialización
Uno de estos proyectos fue la construcción de un centro de acopio de café verde y pergamino con equipos de secado artificial, la dotación de un laboratorio de calidad, que recibieron en 2019 en el marco de la implementación de iniciativas de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial — PDET — en el pilar de Reactivación Económica y Producción Agropecuaria, el cual tuvo una inversión de $239 millones por parte de la Agencia de Renovación del Territorio — ART— entidad que implementa los PDET en los 170 municipios más golpeados por la violencia y la pobreza.
Esta infraestructura, que hace parte de un parque industrial del grupo, ha permitido tener un espacio para el almacenamiento del grano húmedo, que se les recibe a los campesinos, para someterlo a un proceso de secado y de estandarización de calidad, el cual es vendido como café pergamino seco a un socio comercial en Neiva, capital del Huila.
“Cuando el mercado es poco, se compran 3.000, 2.500, 4.000 kilos, cuando ya es la cosecha como la que está llegado, hemos comprado 25.000, 30.000 y hasta 50.000kilos de café verde; eso es cada seis meses”, explica HermelLosada Fierro, presidente del Grupo Asociativo de Cafeteros Villalíbano, acerca de la dinámica de comercialización.
Así mismo, el laboratorio de calidad ha permitido definir y aplicar al producto el análisis físico y sensorial para establecer las propiedades del mismo y mejorar el precio al que se le ofrece a los aliados comerciales.
Para Dilfredo Cardozo, coordinador administrativo del Grupo Asociativo Villalíbano, lo más importante de este espacio es determinar los atributos de cada grano porque “así podemos llegar a la comercialización y decir que me paguen tanto por factor de rendimiento en tasa, con un café de alta calidad”, dijo el beneficiario.
Los sueños
Cada uno de los asociados a Villalíbano tiene la capacidad de producir 4.500 kilos de café al año y sueñan con llevar el grano a los mercados internacionales.
Joaquín Caviedes, cultivador del grano en la vereda El Pomo, quien se define como un hombre de vocación campesina, que ejerce labores agrícolas desde hace 35 años, por estos días intensifica junto con sus trabajadores las tareas de recolección, esperando que algún día esos granos que recoge, se transformen y sean servidos en un café en el continente europeo.
“A nosotros nos comenta la gente que mientras nos tomamos un café y aquí vale $1.500, a nivel del exterior hablan de seis, siete dólares, o sea, $15.000, $20.000 en un sólo café, es decir, la utilidad la vemos es vendiendo a otros países.Deseamos a gritos que algún día nosotros podamos venderle al exterior para ver sí podemos obtener mejores ganancias y así mejores rendimientos económicos para nuestras familias”.
Estas 289 familias se han enfocado en ese propósito no solo para mejorar sus condiciones económicas, sino para seguir demostrando que es posible conquistar consumidores internacionales con productos de calidad, que llegan al alma bajo el sello del aroma y café colombiano.
Joaquín Caviedes, cultivador de café de la vereda El Pomo de Algeciras, Huila, se prepara para la primera cosecha de café de 2022.
A la fecha, las 289 familias que hacen parte del Grupo Asociativo de Cafeteros Villalíbano, tienen sembradas 654 hectáreas de café.
El centro de acopio, la secadora artificial y la dotación de equipos para el laboratorio de calidad, fueron entregados tras la implementación de iniciativas PDET.
Proceso de secado del café pergamino.
El proyecto tuvo una inversión de $239 millones.
Dilfredo Cardozo, coordinador administrativo del Grupo Asociativo Villalíbano en el laboratorio de calidad.
