Labriegos de la región de Rioloro, Veracruz y La Honda de Gigante, se encadenaron en la entrada de las oficinas de Emgesa. Exigen atención a sus quejas por supuestas afectaciones.
Labriegos de la región de Rioloro, Veracruz y La Honda de Gigante, se encadenaron en la entrada de las oficinas de Emgesa. Exigen atención a sus quejas por supuestas afectaciones. HUMBERTO SOSA SIMBAQUEVA LA NACIÓN, GIGANTE Argumentando falta de apoyo y garantías frente a los derechos que supuestamente tienen adquiridos, y la presunta negativa de atención a los problemas que enfrentan en sus regiones, alrededor de 50 personas de varias veredas de Gigante decidieron ayer tomarse la entrada de las oficinas de Emgesa en este municipio, atándose con cadenas y tapándose la boca con cinta. Luz Aida Flórez, vocera de la comunidad, dijo que: “La determinación de encadenarnos es debido a la falta de respuestas. Llevamos más de dos meses esperando a los de Emgesa en Rioloro y Veracruz. Nos desconocen en los censos y a quienes los incluyeron no les cumplen con lo que se comprometieron, nos tocó venirnos para que los organismos del Estado nos escuchen y respondan”. Los protestantes denuncian falta de apoyo gubernamental, dicen que en Gigante la situación cada día es más crítica, según Disley Gómez, secretaria de la organización que orienta a comerciantes y comunidades. “Somos solidarios todos con la protesta que hoy tienen los campesinos de estas veredas, pero en Gigante tenemos tres problemas: las ventas se han caído en más del 70 por ciento, hay desempleo porque no hay cosechas y las multinacionales no han cumplido con la generación de empleo. Lo que pulula es la descomposición por la delincuencia, la prostitución, la carestía en arriendos y la falta de oportunidades”, manifestó Gómez. El alcalde Iván Luna Ortiz buscaba acuerdos con directivos de Emgesa. La personera Liz Alejandra Forero estaba al frente del tema atendiendo a los manifestantes. “La situación merece diálogo y cumplimiento para que se levante la protesta de los campesinos”, manifestó Luna Ortiz. LA NACIÓN trató de comunicarse telefónicamente en varias ocasiones con Julio Santafé, gerente del proyecto El Quimbo, para conocer su versión de los hechos, pero no fue posible que contestara.