La Nación
Campoalegre no tiene donde sepultar a sus muertos 1 28 marzo, 2024
INVESTIGACIÓN

Campoalegre no tiene donde sepultar a sus muertos

En el cementerio de Campoalegre ya no hay espacio para tanto muerto. Las cruces están remontadas y las 96 bóvedas que construyó el Municipio hace tres años resultaron insuficientes. En el cementerio de Campoalegre ya no hay espacio para tanto muerto. Las cruces están remontadas y las 96 bóvedas que construyó el Municipio hace tres años resultaron insuficientes. En la Capital Arrocera del Huila se entierra en promedio un muerto cada dos días y los cuerpos, en la mayoría de los casos, son sepultados unos encima de otros. Informe. MILTON JAVIER GUARNIZO LA NACIÓN, NEIVA En diciembre del año pasado un fiscal enviado desde la ciudad de Bogotá llegó con una orden de exhumación a Campoalegre, en busca de los restos de un hombre enterrado en el cementerio local como NN, cuyo cuerpo fue hallado el 18 de octubre del año 2000 en el sector conocido como Tres Esquinas, en límites con el municipio de Algeciras.

 En el cementerio de Campoalegre los muertos son enterrados unos encima de otros, porque el camposanto desde hace varios años se quedó sin espacio.

Aunque fue el único NN de ese mes, la exhumación nunca se llevó a cabo porque nadie dio razón de la ubicación del cuerpo, el sepulturero de la época falleció y el empleado de la funeraria que recogió al occiso fue asesinado el mismo año. Como este, son varios los cuerpos sepultados en el cementerio de Campoalegre que literalmente desaparecieron del mapa, pues desde hace varios años el camposanto se quedó sin espacio y los muertos han sido enterrados unos encima de otros, o sus restos cambiados de lugar sin dejar registro alguno de su ubicación. El hacinamiento en el cementerio de Campoalegre salta a la vista de cualquier persona que lo visite: en muchos sectores las cruces están a escasos centímetros, una de la otra. Raúl Antonio Restrepo, sepulturero del camposanto, asegura que la situación se debe a que en cada espacio hay más de un muerto sepultado, porque desde hace varios años el cementerio quedó pequeño. Raúl asegura que la sobrepoblación de muertos ha llegado a tal punto que se ha visto obligado a reducir el espacio que ocupan la cabeza o los pies de un cuerpo, para poder meter otro a un lado. “Cuando entramos a usar un espacio ya ocupado, si hay alguien a quien entregarle los restos que ya cumplen su periodo de cuatro años se les entrega y sino, pues se hace una excavación más profunda al lado de la cabeza o de los pies, se recoge y se mete más abajo, para poder enterrar el muerto que vaya llegando”, explica Restrepo. De acuerdo con el sepulturero, el área que tiene el cementerio de Campoalegre es de tan solo una hectárea y media. El año pasado fueron enterrados 150 cuerpos y en lo que va del 2013 han sepultado 14, es decir, un promedio de un entierro cada dos días. “Usted mira una sepultura de esas y le puede decir a una persona, sin temor a equivocarse, que de ahí para abajo pueden haber cinco, ocho y hasta 10 cuerpos, porque anteriormente los muertos se enterraban a tres metros de profundidad; hoy en día no se puede sepultar a más de un metro con 20 centímetros porque se recoge un cuerpo y se entierra el otro”, agrega Raúl. Restrepo señala que la situación se hace más crítica los días en que hay dos y hasta tres entierros. “El domingo pasado hubo tres sepelios y uno se molesta en momentos como ese, porque la situación lo pone a uno entre la espada y la pared. Habían tres cuerpos para tierra y no sabía dónde meterlos. Uno siempre tiene sus lugares reservados para cuando llegan  los NN o las personas que no tienen recursos como los abuelos del ancianato, pero en esos casos toca usarlos”. Bóvedas, el dolor de cabeza Aunque en el cementerio de Campoalegre no existe un censo que relacione el número de tumbas y bóvedas que hay a la fecha, Raúl estima que por lo menos 1.300 bóvedas literalmente invaden el camposanto. Las estructuras, que pertenecen a particulares a los que el Municipio les permitió construir a cambio de pagar un impuesto cada cinco años y que a la fecha está en 40.000 pesos, han ocupado gran parte del cementerio. “Hay mucha bóveda que está ocupando el espacio que ahora debía estar destinado para seguir sepultando en tierra. El problema es más grave aún porque varias de esas bóvedas particulares están desocupadas y como están pagando el impuesto pues no se puede enterrar ahí”, puntualiza el sepulturero. De acuerdo con la alcaldesa Neyla Triviño, en la administración pasada se gestionó un crédito para comprar un lote y ampliar el cementerio, pero finalmente construyeron 96 bóvedas que a la fecha están copadas. “Esas bóvedas no solucionaron el problema, resultaron insuficientes y en estos momentos el cementerio volvió a caer en el mismo inconveniente”, señala la mandataria local, quien añade que gran parte de los propietarios de las bóvedas se olvidaron de sus muertos y de pagar el impuesto, mientras las estructuras permanecen sin uso. Sin fosa común En el cementerio de Campoalegre hace muchos años dejó de funcionar la fosa común, nunca ha existido un osario y por ende el sepulturero no tiene dónde depositar los restos una vez cumplen su ciclo.

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Las 96 bóvedas que construyó el Municipio en el 2009 resultaron insuficientes. El problema de hacinamiento de cuerpos persiste porque no hay una fosa común.
“Como no hay una fosa común, un guarda restos, que es lo más acostumbrado en los cementerios, lo que hacemos para que no queden rodando los restos los ubicamos en el mismo sitio pero a mayor profundidad, frente a donde tienen la cruz colocada para cuando vengan a buscarlo uno responda por ese cuerpo”, explica Raúl. Según la Alcaldesa de Campoalegre, la capilla que era usada como fosa común desapareció hace varios años. “Precisamente este año tenemos la tarea de hacer un censo para determinar cuáles son los restos que llevan muchos años sepultados. Una vez tengamos el censo proyectamos construir una fosa común o un horno crematorio para que esos restos sean totalmente exhumados”, afirma la mandataria. A lo anterior, se suma el hecho de que en el cementerio no existe un registro completo de cada cuerpo que ingresa, situación que se genera en gran parte por el constante cambio de sepulturero. “Aquí vienen a buscar muchos cuerpos pero nadie da razón porque los sepultureros cambian permanentemente, es un puesto político y por eso uno como administrador está ocho meses o los cuatro años del gobierno de turno. Esto explica el por qué no se lleva una relación de los cuerpos sepultados; por eso es que llega el NN, lo meten en un hueco y no hay la precaución, lo mueven y los cuerpos quedan literalmente borrados del mapa”, asegura el sepulturero. Administración en aprietos De acuerdo con la alcaldesa Neyla Triviño, la administración municipal viene adelantando las negociaciones para la compra de un terreno que permita ampliar el cementerio. La Alcaldía había proyectado construir un nuevo camposanto en el mismo sector en un predio de propiedad del Municipio. Sin embargo, la CAM negó los permisos y licencias ambientales. “Hicimos un contacto inicial con el propietario del lote que queda a un costado del cementerio, le propusimos cambiar el lote que es del Municipio por dos hectáreas de tierra de su propiedad, pero nos pedía 110 millones de pesos adicionales por hectárea, el costo del terreno terminaba siendo muy elevado y por ende inviable negociarlo”, afirma Triviño. La mandataria señala además que su gobierno adelanta conversaciones con el propietario del terreno ubicado en la parte trasera del cementerio, negociación que esperan llevar a feliz término, pues el problema es cada vez más grave. “Si no es esa luz, ya no hay más salidas al problema y nos veríamos avocados a negociar otros terrenos y obtener las licencias que se requieren para poner a operar un nuevo cementerio o ampliar el que tenemos. Eso implica invertir un dinero que no tenemos”. Mientras la Alcaldía busca alternativas para tratar de superar la difícil situación que se ha generado en torno al cementerio local, la comunidad campoalegruna pide a gritos una pronta solución al problema, ya que no hay espacio para tanto muerto y las condiciones del cementerio son cada vez peores, pese a que lo poco que recauda la administración municipal es invertido en el pago del sepulturero, y el escaso mantenimiento que se le hace al único camposanto que tiene la Capital Arrocera del Huila. 7.200 pesos por año se pagaban por derechos de sepultura en tierra hasta el año 2008. 5.500 pesos por año cancelaban los propietarios de las bóvedas particulares hasta el año 2008. 144.000 pesos se cancelan actualmente por derechos de sepultura en tierra, por un periodo de cinco años. El alza fue aprobada a partir del 2009 por el Concejo Municipal. 240.000 pesos se cancelan actualmente por derechos de sepultura en las bóvedas del Municipio, por un periodo de cinco años. 40.000 pesos se cancelan actualmente por derechos de sepultura en las bóvedas particulares, por un periodo de cinco años. 40 millones de pesos recaudó el Municipio en el 2012, por concepto del pago de impuestos por derechos de sepultura. 276 millones de pesos deben los campoalegrunos al Municipio, por concepto del pago de impuestos por derechos de sepultura. foto 3 El único camposanto de la Capital Arrocera del Huila, además de que se quedó sin tumba para tanto muerto, está en el abandono.