A pesar de que son consideradas como símbolos de buena suerte, las gatas carey no gozan de la fortuna que le es atribuida. Generalmente estas mininas son abandonadas y poco apetecidas para adopción.
De acuerdo a la leyenda, las gatas carey son dueñas de un poder extraordinario y representan la buena suerte; sin embargo, en el mundo real ‘las hijas del sol’-como son conocidas- son huérfanas del cariño de los humanos. Por algún desconocido e injusto motivo las gatas carey no son de la preferencia de la mayoría de los propietarios de gatos. Muchas de las asociaciones protectoras de animales siempre tienen algún problema al tratar de darle una familia el ejemplar. El porqué no está muy claro, sobre todo si se tiene en cuenta que este tipo de felinas tienen, aparte de un carácter maravilloso, un atractivo físico inimitable y único. Cuando se elige compartir la vida con una gata carey se puede tener la total y absoluta certeza de que no existe ni existirá jamás un animal como el este. Se puede asegurar que sus dueños serán unos privilegiados por poder tener a su lado una joya inigualable que podrán admirar pero nunca imitar.
¿POR QUÉ CAREY?
Cuando se habla de gatas carey se hace referencia a aquellas ejemplares, independientemente de la raza, que presentan conjuntamente los tres colores básicos en los gatos: naranja, en todas sus variaciones (cremas, canela, rojo), negro o alguno de sus derivados (gris, azul, marrón oscuro) y blanco. Si no tienen los tres colores a la vez, aunque presente diferentes tonos de naranja o de negro, no pueden considerarse ni tricolor ni carey. El nombre hace referencia a la semejanza con el interior del caparazón de las grandes tortugas de los mares tropicales, utilizados para la realización de objetos decorativos, y que desgraciadamente las está llevando a la extinción.
Existen otras manifestaciones tricolores que no pueden considerarse propiamente carey. La particularidad del manto carey se basa en que los tres colores se encuentran muy mezclados, sin formar manchas diferenciadas, aunque repartidas de forma armoniosa. Con frecuencia las gatas carey poseen lo que se denomina la llama, se trata de una mancha alargada de tono rojizo situada en la frente. Sus ojos son, por norma general, naranjas oscuros o cobre, y su hocico y sus mejillas varían entre negro, rosa o moteados en los dos colores anteriores.
Las gatas carey tienen tres colores.
Su diseño es único e irrepetible, no existen dos gatas carey iguales.
Por lo general, las gatas carey poseen un carácter fuerte, activo, e independiente. Cariñosas con su humano y algo impredecibles, lo que las convierte en divertidas compañeras de vida.
BUENA SUERTE
La sabiduría de la calle dice que las gatas carey son símbolos de buena suerte. Según la cultura celta tener una gata tricolor en casa trae fortuna al hogar. Los marineros japoneses tenían como premisa obligatoria el llevar gatas carey en sus barcos como protección contra los malos espíritus y las tormentas. Hoy en día, en Estados Unidos son conocidas como los gatos del dinero.
LA LEYENDA
Cuenta La leyenda que hace muchos siglos el sol, cansado de observar anónimo el trascurrir de la vida en la tierra quiso participar de ella. Para ello pidió ayuda a la luna, quien debía cubrir su ausencia con el fin de que los humanos no se percatasen de que el astro rey no estaba en su lugar. Así fue como un caluroso día de junio la luna cubrió lentamente al sol y fue poco a poco instaurando la oscuridad en la tierra, lo que le dio oportunidad al sol de ausentarse y hacer realidad su sueño de ser corpóreo. Para cumplir su deseo y pasar desapercibido entre los mortales, el sol eligió al ser más perfecto, ágil y discreto de la tierra: una gata negra.
La luna, cansada de cubrir las espaldas al sol, se retiró del cielo, lo que obligó al sol a salir corriendo del cuerpo de la gata para evitar ser descubierto. Fue tan rápida su huida, que dejó tras de sí algunos rayos solares, que cubrieron el manto de la gata negra de cientos de toques dorados. A partir de ese mágico momento toda la descendencia que nació de aquella gata llevaba en su manto los rayos solares que el sol olvidó en su madre, otorgando a su cuerpo miles de tonalidades anaranjadas y doradas propias de los rayos del sol.
La leyenda dice que son animales de buena suerte.